Este relato de un emprendedor en la España de principios de Siglo XX te va a demostrar que nada es imposible.

Los primeros años de Mónico

Mónico Sánchez era hijo de un humilde fabricante de tejas de Piedrabuena, pueblo de unos 5.000 habitantes en Ciudad Real, y de una lavandera. Estamos hablando del año 1880. Antes del inicio del siglo XX. Reinaba Alfonso XII y Cuba era una colonia de España. Se que esto suena a prehistoria, pero con este escenario, la historia de Mónico aún cobra más valor. Acudió a la escuela de su población, donde la educación se centraba en la agricultura y en poder dar una educación mínima a los ciudadanos de la región. Le condujeron con sólo 14 años de edad a buscar un mejor horizonte en Fuente del Fresno —unos 3.000 habitantes a día de hoy (Ciudad Real)— donde se empleó como chico de los recados. Con 19 años pasó a San Clemente —7.000 habitantes hoy (Cuenca)— como dependiente de una tienda, y llegó a tener su propio negocio (un bazar) que vendió para instalarse en Madrid.

Estudiar ingeniería por correspondencia

Año 1898. En la capital, estudió ingeniería eléctrica por correspondencia a través de un instituto londinense y sin conocimientos previos del idioma inglés. Utilizó esta vía porque no podía entrar en la escuela de ingenieros de Madrid al no tener lo estudios básicos. Con 24 años y animado por Joseph Wetzler, su profesor británico, Sánchez emigró a Nueva York con sólo 60 dólares y la intención de ampliar sus estudios. Si piensas que hacer un viaje a Nueva York es complicado ahora, imagínate lo que era eso a principios de siglo. Viaje en barco desde Cádiz, pasando por Cuba para llegar a Nueva York.
“Un problema que a punto estuvo de dar al traste con su plan de ir a Nueva York: tres días antes de irse, descubrió que necesitaba un certificado del ayuntamiento afirmando que estaba exento del servicio militar (que estaba haciendo por él su hermano Jesús). Tenía que entregarlo al día siguiente, lo que convertía en una odisea, dados los medios del momento, el trasladarse hasta Piedrabuena, conseguir el documento y estar de vuelta a tiempo para presentarlo y embarcar. Pero no había llegado Mónico hasta ahí para quedarse tan cerca de su sueño, y mucho menos por un simple trámite. Así que consiguió un tren hasta Ciudad Real, y desde allí fue caminando hasta Piedrabuena, a unos veinticinco kilómetros de distancia. Cuando llegó al pueblo ya era noche cerrada, pero eso no le impidió ir a la casa del secretario y golpear la puerta hasta conseguir levantarle y convencerle para que fueran al ayuntamiento, donde el hombre le dio lo que necesitaba. Mónico emprendió entonces el regreso, esta vez a lomos de una mula prestada, que le dejó en Ciudad Real con el tiempo suficiente de tomar otro tren que le llevó de vuelta a Madrid, donde entregó el documento casi en el último minuto."

Mónico llega a Nueva York sin saber inglés

Gracias a las recomendaciones de su profesor inglés, consiguió un trabajo de delineante y luego de oficial electricista, a la vez que compaginaba su formación en el Instituto de Ingenieros Electricistas de Nueva York, graduándose en junio de 1907 (tres años después de haber llegado a Nueva York). Para hacerse entender en aquella época utilizaba una pizarra y un cuaderno para escribir las respuestas en inglés, idioma que apenas dominaba. En seguida, fue contratado por Foote Pierson Co., fabricante de equipos de telegrafía, y completó su aprendizaje en la Universidad de Columbia investigando en condensadores y bobinas de inducción. Asimismo, en noviembre de ese año, obtuvo una patente española (nº 41887) a favor de un perfeccionamiento del puente de Wheatstone (un circuito eléctrico para medir resistencias). En 1908, era contratado como ingeniero jefe de Van Houten & Ten Broeck Co., firma especializada en electromedicina.

Llega el año del todo o nada en 1909

Si piensas que en un año no se pueden hacer cosas, en 1909 Mónico dio todo lo que se puede dar de sí a nivel de invenciones, patentes y exposiciones del producto. En 1909, Sánchez inventó un aparato portátil de rayos X, de apenas 10 kilos de peso (frente a los 400 kilos de los habituales), transportable en una maleta, gracias a su transformador de 7 megaherzios (en lugar de los 50 Mhz). El equipo producía corriente de alto voltaje (100.000 V) tanto alterna como continua, de alta frecuencia y bajo potencial, aplicable a otros usos (cauterización, telegrafía inalámbrica, alumbrado), con un uso muy sencillo y económico. Esta innovación de un aparato médico portátil favorecía que los médicos pudieran acudir al lugar donde estuviera el paciente evitando desplazamientos que siempre podrían ser peligrosos. En este año, 1909, estamos hablando de cómo Mónico “competía” en el mundo de la electricidad con Edison y Tesla en su territorio. Un manchego, que sin saber inglés, llegó a estar en su misma liga. Ese mismo año, el inventor y empresario Archie Frederick compró por medio millón de dólares la máquina de Sánchez y le nombró ingeniero jefe de su propia empresa, la Collins Wireless Telephone Co. (CWTC), domiciliada en New Jersey y refundada como Continental Wireless Telephone and Telegraph Co. Con todo, entre octubre de 1909 y julio de 1911, Sánchez protegió su invento mediante tres patentes españolas (nº 46537, nº 49075 y nº 51029), haciendo lo mismo en Gran Bretaña (nº 24143 de 1910) y en Francia (nº 422168 de 1911). Además, el aparato fue presentado con gran éxito en la III Exposición de la Electricidad de Nueva York (1909) y en el V Congreso de Electromedicina y Electroterapia de Barcelona (1910).

Aventuras en la telefonía móvil

En la nueva empresa, Sánchez también se ocupó de perfeccionar el sistema de telefonía inalámbrica que Collins había patentado en 1906. Como has podido leer con claridad, en el año 1906 ya había gente que quería hacer teléfonos móviles. Los teléfonos Collins podían transmitir a 130 km de distancia con bastante calidad de sonido, tenían el problema de que se incendiaban a los 15 minutos de un uso continuado. Sánchez no pudo solucionar el inconveniente. Collins emprendió una campaña de financiación (levantar capital como se diría hoy en día), para desarrollar su sistema de teléfonos con unos argumentos que se revelaron completamente fraudulentos. En aquella época, los años de la revolución eléctrica y los teléfonos, había burbujas como hoy. Antes de que Collins y varios socios suyos fueran procesados por estafa (1911), Sánchez abandonó la empresa y se instaló por cuenta propia constituyendo Electrical Sanchez Co. en Nueva York.

Vuelta a Piedrabuena, Ciudad Real, España.

En 1912, retornó a España y fundó en Barcelona European Electric Sánchez Company S. en C. con el objetivo de fabricar y comercializar los equipos radiológicos portátiles, pero también de llevar el progreso (agua potable, energía eléctrica, cine, formación profesional) a Piedrabuena, su pueblo natal, que pasó de vivir en una economía atrasada a ser uno de los centros europeos punteros en investigación radiológica gracias a la construcción del Laboratorio Eléctrico Sánchez, de 3.500 m2 y dotado con técnicos alemanes, entre ellos sopladores de vidrio los cuales son esenciales para hacer los tubos de vacío por donde van los electrones. Para llevar la electricidad a Piedrabuena debemos decir que Mónico puso en marcha una central eléctrica. Piedrabuena es un pueblo de Ciudad Real que hoy en día tiene unos 5.000 habitantes. Se casó con Isabel González con la que tuvo 6 hijos (en algunas fuentes se citan 5 hijos). En 1914 (Primera Guerra Mundial 1914 - 1918), vendió al ejército francés en guerra 60 unidades portátiles de rayos X para las ambulancias de campaña que fueron muy valorados por la propia Marie Curie, descubridora de la radioactividad y doble Premio Nobel. Sus aparatos se llamaban "petites curies" ya que eran una versión móvil del invento de Marie Curie (una de las 4 personas que tiene dos premios Nobel). Asimismo, muchos de esos aparatos estuvieron empleados por todo el mundo en la enseñanza de la medicina. En Piedrabuena, también se construyeron (diseñados por Sánchez) generadores de corriente, aparatos de onda corta, tubos de descarga, lámparas de alta frecuencia, luces de neón, ionizadores de ozono, instrumental radiológico, electrodos terapéuticos y bisturíes eléctricos. De alguna forma, para un hombre como Mónico, encerrarse en Piedrabuena supuso dejar atrás el mundo de la tecnología punta para intentar levantar su pueblo natal que básicamente estaba en la prehistoria. Sin electricidad, carreteras, etc...

Llega la Guerra Civil y todo se para

Durante la Guerra Civil (1936 -1939), milicianos republicanos incautaron su laboratorio y sus bienes, por lo que se desplazó a Valencia. A partir de este momento el proyecto empresarial de Mónico cae lentamente hasta su final. Tras la victoria franquista, estuvo investigado a causa de la muerte de un colaborador suyo. Aunque salió libre de cargos, su patrimonio se encontraba muy mermado, a lo que se añadía la escasez de materias primas, la férrea autarquía y el aislamiento internacional. En 1946, firmó acuerdos comerciales en Portugal, EE.UU. y Cuba, pero las políticas restrictivas españolas impidieron la importación de bienes y materiales. La empresa de electrotecnia fue languideciendo. Mónico Sánchez falleció en Piedrabuena con 80 años de edad 1961. Sánchez recibió numerosos reconocimientos y premios:
  • Exposición de Aplicaciones de la Electricidad (Madrid, 1910)
  • Congreso Odontológico de Madrid (1911)
  • Premio del Fomento del Trabajo Nacional (1913)
  • Medalla de Oro de Ciudad Real (1914)
  • I Congreso de Medicina (Madrid, 1919)
  • Congreso Nacional de Ciencias Médicas (Sevilla, 1924)
  • Exposición Internacional de Barcelona (1929)
  • Exposición Internacional de Sanidad (Madrid, 1933)
  • En 1932, recibió el doctorado honoris causa en Ciencias Electrotécnicas por la Escuela Libre de Ingeniería de Río de Janeiro (Brasil)
  • En 1935, fue elegido presidente de la Cámara de Comercio de Ciudad Real
Fuentes: Luis Fernando Blázquez Morales, El País, Manuel Cabezas Velasco y fuentes propias.