Cuando hablamos de energías renovables contra energías fósiles siempre pensamos en el impacto medioambiental. Pero está claro que adoptar la energía solar, por ejemplo, con el argumento de que es mejor para la atmósfera y para combatir el cambio climático es un enfoque romántico. Y son malos tiempos para la lírica.

Países en desarrollo

Se necesitan recursos más potentes y convincentes. Porque en las sociedades occidentales sí puede ser un argumento interesante. Pero en las sociedades en desarrollo es más complicado que adopten modelos energéticos más caros solo porque son menos contaminantes. Por eso es radicalmente necesario que el proceso de abaratamiento de las renovables se mantenga. Y es una derivada que avanza a un paso sorprendente. Cada años, la energía fotovoltaica es hasta un 75% más barata. Y ya es la forma energética menos costosa en 50 países.

Solar más barata que el carbón

Algunos ejemplos claros se producen en los mercados donde más se necesita. En India se ha llegado a la cifra de 64 dólares por megavatio/hora. Pero la bajada más espectacular se ha producido en Chile, país que ha logrado rebajar el coste hasta los 29 dólares por megavatio/hora. Es decir, hasta un 50% más barata que el precio que ofrece la energía procedente del carbón. Sin embargo, todavía hay importantes impedimentos al desarrollo de las renovables. El principal es la amortización de las centrales térmicas, nucleares o de ciclo combinado. Para construirlas es necesaria una enorme inversión. Y este desembolso solo puede rentabilizarse si se mantiene la actividad durante toda la vida útil de la central. Así que es clave que la generación de energías renovables se reduzca también de precio. Los inversores y las empresas fabricantes no encontrarán aliciente en desarrollar infraestructuras para las renovables que les supongan fuertes gastos si luego no pueden rentabilizarlas debido a que el precio que se paga por la energía es demasiado bajo.