Si sale a la calle quizá no lo note, dado el largo invierno que parece haberse instalado. Pero lo cierto es que el pasado mes de mayo fue el más caluroso desde que se tienen registros si se mide la temperatura global del planeta. 

Peor en el mar

Así lo asegura la Organización Meteorológica Mundial (WMO), organización que aprovechó el anuncio para advertir del impacto que el alza de las temperaturas está teniendo ya tanto en los ecosistemas marinos como terrestres. 

Es especialmente grave en el primero de ellos. El mar absorbe el 90% del calor generado por los gases de efecto invernadero y un cuarto del dióxido de carbono. El efecto ya se está sintiendo de manera especialmente severa en los frágiles arrecifes de coral.

Menos nutrientes, más tormentas

Pero también en las corrientes marinas, sobre todo las que mueven grandes masas de agua de sur a norte. Según la organización climática, estas corrientes se están ralentizando de manera significativa. 

Los efectos son diversos. Primero, la mayor lentitud del transporte de agua en el océano Atlántico provoca que haya menos nutrientes, lo que repercute en la pérdida de hábitats marinos. Para también tiene un efecto replicado sobre el propio clima. 

El calor del océano alimenta las tormentas tropicales, de manera que unos océanos más cálidos redundan en tormentas más fuertes y frecuentes. Al mismo tiempo el incremento de la temperatura genera mayor evaporación, lo que hace que las lluvias sean más intensas, lo que eleva el nivel del mar en las zonas ribereñas y provoca inundaciones en estas áreas.