Tan frecuentes en la ropa o la decoración, tan infrecuentes en la naturaleza. Solo algunas especies de peces y gatos tienen rayas. Y por supuesto, las cebras. El porqué de este diseño sobre su piel nunca ha estado claro, desde la ciencia se ha intentado dar en el blanco. Ahora, un estudio de las universidades de Bristol y California Davis, publicado en 'PLOS ONE', plantea una nueva hipótesis.

Un grupo de científicos ha llevado a cabo un estudio exponiendo a caballos y cebras a insectos como tábanos o moscas, y han detectado que las rayas dicromáticas de las cebras los confunde y tienden a no posarse en ellas, lo que las mantiene a salvo de mordeduras y picotazos. La naturaleza protegería a los caballos, por su parte, con un pelo algo más largo que el de las cebras, con el que no necesitan pasarse de la raya.

Para llegar a esta conclusión y decidirse por esta práctica, los estudiosos habían reflexionado sobre los lugares donde habitualmente viven las cebras. Es al acercarse a ellas cuando los insectos no son capaces de atinar bien la mordida, viéndolas a ciencia distancia sí se animan a acercarse a las cebras. Desarrollando un estudio con vídeo y mantas cubriendo a caballos, los investigadores se dieron cuenta de que los tábanos se posaban en las cebras con una frecuencia un 75% menor.