Lo ha advertido el secretario general de la ONU, António Guterres: los avances son mínimos y las tensiones, sobre todo entre países industrializados y de renta baja,  se mantienen en asuntos clave como la financiación, el aumento de los recortes de emisiones, la adaptación y el procedimiento para que cada país pueda mostrar sus logros.

A 48 horas de su conclusión, Guterres ha vuelto a la cumbre del clima de Katowice, que se prometía más importante que aquella que culminó con el Acuerdo de París, para realizar un “dramático” llamamiento a la acción, porque “fracasar aquí en Katowice mandaría un mensaje desastroso”, y porque “la ventana de oportunidad” para atajar el calentamiento global “se está cerrando”.

Ha llamado a la comunidad internacional “a encontrar terreno común” que permita “mostrar al mundo” que los gobiernos y las instituciones multilaterales están “escuchando” a la ciudadanía y que les “importa” el cambio climático y sus consecuencias. A “cooperar” entre países y “acelerar y concluir el trabajo” y “elevar la ambición en todos los frentes”.

Manuel Pulgar-Vidal, responsable de Prácticas Climáticas y Energéticas del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), ha valorada para la Agencia EFE como una “importante señal política” el regreso de Guterres a la COP24 y aseguró que la negociación está “en el momento de la verdad”.

Este toque de atención a las delegaciones de los 197 países participantes en Katowice llega poco después de que Michal Kurtyka, presidente de la COP24, haya intentado desatascar las negociaciones, pidiendo a una docena de ministros que, en parejas de nación desarrollada y economía en vías de desarrollo, actuasen de mediadores, centrándose cada una en uno de los asuntos aún no cerrados.