Científicos, el periódico The Guardian, la ONU… No son pocas las fuentes autorizadas que están reclamando que dejemos de llamarlo cambio climático para nombrarlo como algo más realista y específico: crisis climática. Y uno de nuestros tótem del lenguaje en España, la Fundeu (Fundación del Español Urgente), fuente de consulta de cabecera para muchos, se ha sumado a la iniciativa, haciéndose eco de los argumentos de la comunidad científica al considerar que ‘crisis climática’ refleja “con mayor contundencia que cambio climático las consecuencias de este aumento de la temperatura global”, que provoca la subida del nivel del mar, el deshielo de los glaciares, fenómenos meteorológicos extremos, y que reduce la biodiversidad y conlleva riesgos para la salud de las personas.

Además, Fundeu afirma que “desde un punto de vista lingüístico, la palabra crisis, que el Diccionario académico define como ‘cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados’ o ‘situación mala o difícil’, es plenamente válida en este contexto”. Por ello, aunque la expresión cambio climático no es censurable, recomienda que “cuando se quiera enfatizar la amenaza que este supone, se recomienda emplear la expresión crisis climática, como se muestra en estos ejemplos: «La crisis climática y cómo abordar medidas eficaces» o «La crisis climática no solo es grave, es urgente frenarla”.

Otra expresión que comienza a tener uso es la expresión emergencia climática, que Fundeu contextualiza en estos ejemplos: «Los jóvenes piden en la calle que se declare la emergencia climática» o «Hacia la declaración de emergencia climática: qué es y para qué sirve». Esta locución iría, para Fundeu, “un paso más allá”, pues entiende que pide “el reconocimiento de que estamos ante la mayor amenaza a la que se ha enfrentado la humanidad”.