El volantazo hacia el coche eléctrico empieza a revelarse muy definitivo. Las ciudades se están cerrando a los coches que diésel o gasolina, esos que vienen desquiciando al clima desde hace años, y aunque quedan cabos por atar para que los automóviles que se recargan con enchufe sean realmente populares (los precios, la autonomía o evitar la esclavitud que supone conseguir cobalto, el mineral que está en su seno), avanzan a una velocidad digna de un alta gama. Y James Bond ha decidido dar ejemplo arrancando una relación con uno de ellos.

Eso sí, el agente con licencia para matar se mantendrá fiel a Aston Martin, la casa británica que ha puesto a desfilar, desde hace décadas, sus modelos en las películas de 007. El mes que viene, en abril, se empezará a rodar la vigésimo quinta entrega de la saga, con Daniel Craig encarnando de nuevo al icónico protagonista y Cary Joji Fukunaga (True Detective, Jane Eyre, It) a la dirección. Según publica The Sun, del propio director parece haber nacido la idea de poner a Bond a conducir un automóvil más verde, un Aston Martin RapidE, que cuenta con batería eléctrica de 65 kWh, dos motores eléctricos ubicados en la parte trasera del vehículo y autonomía de (aproximadamente) 320 kilómetros.

Así, Bond sigue adentrándose en el siglo XXI. Ya había dejado de fumar, reducido el consumo de alcohol y tenido a una mujer como jefa. Demos la bienvenida a su nuevo y ecológico compañero de viaje.