Se conoce como "mandíbula de Habsburgo" a una deformación del mentón que fue propia de esta dinastía en reyes españoles y austríacos y sus esposas (la conocida en España como la dinastía de los Austrias). Y según ha publicado ayer lunes la revista Annals of Human Biology, la característica, también llamada prognatismo mandibular y que implicaba un labio inferior prominente y una punta nasal sobresaliente, puede atribuirse a la endogamia, a los matrimonios entre ambas Casas Reales, que se dieron durante más de 200 años.

La afirmación es producto de una investigación científica que han desarrollado diez cirujanos maxilofaciales combinando el análisis de retratos históricos con estudios genéticos. Se investigó la deformidad facial en 66 retratos de 15 miembros de la citada dinastía, la mayoría conservados en el Museo de Historia del Arte de Viena y en el Museo del Prado de Madrid. Los cirujanos puntuaron el grado de prognatismo mandibular y la deficiencia maxilar de cada miembro de la familia de los Habsburgo.

Determinaron que María de Borgoña, que se casó con Maximiliano I en 1477, mostró el menor grado en ambos rasgos, pero vieron que Felipe IV los acusó más. Y que la deficiencia maxilar fue diagnosticada en mayor grado en cinco miembros de la familia: Maximiliano I (regente desde 1493), su hija Margarita de Austria, su sobrino Carlos I de España, el bisnieto de Carlos Felipe IV y el último de la línea de los Habsburgo, Carlos II.

Los autores del estudio detectaron una fuerte relación entre el grado de consanguinidad y el grado de prognatismo mandibular; la relación con la deficiencia maxilar también fue positiva, pero sólo fue estadísticamente significativa en dos de las siete características diagnosticadas.