Camilo comenzó su trayectoria emprendedora con la implantación en Colombia del proyecto “Un litro de luz”, que, con una botella, agua y cloro, conseguía iluminar, durante el día, el interior de viviendas en barrios marginales. De esa iniciativa original, Camilo avanzó con la creación de “postes solares” (que funcionaban con baterías de motos), y que ofrecían luz también durante la noche.