Las brigadas internacionales fueron unidades de voluntarios extranjeros que lucharon contra el franquismo durante la Guerra Civil (1936-1939). Se calcula que fueron más de 35.000 soldados -aunque el número oscila hasta en 20.000 más según otros historiadores como Andreu Castells- provenientes de más de 50 países diferentes. Estos grupos era tan fuertes en número como heterogéneos, con una mezcla de soldados profesionales y meros trabajadores que decidieron enrolarse en el bando republicano para defender la libertad.
El franquismo fue combatido en castellano, pero también en francés y en inglés. Estos valientes, sin más pretensión que frenar el avance de un fascismo que ensayaba en las fronteras españolas el armamento con el que luego atemorizaría al mundo, participaron en algunas de las batallas más cruentas y con más víctimas mortales de la guerra: Jarama, Brunete, Belchite o el Ebro fueron testigos del tesón de aquellos combatientes que arriesgaron, y en muchos casos perdieron, la vida por una bandera que no era la propia. Al igual que con la lista de efectivos, tampoco hay acuerdo con el número de brigadistas que fueron asesinados a manos del bando sublevado: la horquilla, muy discutida por los historiadores, oscila entre los 9.000 y los 15.000 fallecidos.
En origen, estas brigadas nacieron y se estructuraron bajo el paraguas y la coordinación de la Internacional Comunista (Komintern), aunque finalmente las brigadas reunieron a combatientes con ideologías dispares: comunistas, socialistas, anarquistas, antifascistas e incluso guerrilleros sin significación política concreta. Los más numerosos fueron los llegados desde Francia, aunque también merece la pena destacar los contingentes llegados desde Alemania, Italia, Estados Unidos, Reino Unido, Polonia y América Latina.
Llegada de Internacionales a bordo del “Ar Cari” al puerto de Valencia, el 26 de octubre de 1936. Fot. Luis Vidal. (Archivo Histórico de los Movimientos Sociales).
Fueron precisamente estos brigadistas internacionales, novatos y recién llegados, algunos de los que con su coraje consiguieron retrasar la toma de Madrid a manos de Franco durante dos años y medio. Finalmente, el muro madrileño se derrumbó, pero tuvo que pasar mucho tiempo y caer muchos efectivos sublevados para que se materializase una entrada que provocó la fuga de Largo Caballero ante el, hasta entonces, imparable avance de las profesionales tropas marroquíes.
Esta gesta, como muchas otras que tuvieron lugar durante los años de la guerra, es recordada anualmente con coloquios, actividades y homenajes por la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI), cuyo principal objetivo, como puede leerse en su página web, es el de preservar y difundir el legado histórico, la memoria y los valores de estos combatientes. Nacida en 1995, AABI arrancó con un fin primigenio: cumplir con la promesa que Juan Negrín hizo en 1938 y conceder la ciudadanía española a los Voluntarios de la Libertad.
“Será un honor llamarles compatriotas”
Fue precisamente el pasado 31 de octubre, en la clausura del acto por el 'Día de Recuerdo y Homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra y la Dictadura', celebrado en el madrileño Auditorio Nacional de Música, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que el Ejecutivo aprobaría en Consejo de Ministros la concesión de la nacionalidad española a los casi 170 descendientes de miembros de las Brigadas Internacionales que la han solicitado con arreglo a lo dispuesto en la Ley de Memoria Democrática.
“Para la España libre y democrática que somos, será un honor poder llamarles compatriotas. Al reconocerles este derecho, estamos apelando a la defensa misma de la democracia en un tiempo de amenaza e involución en todo el mundo", afirmó Sánchez.