La chirigota en la que Carles Puigdemont se enfrenta a la picota y al hacha del verdugo no ha sido bien vista entre muchos catalanes, sobre todo entre aquellos a favor de la independencia. A pesar de que uno de los tuiteros que la ha difundido señalaba que era una sátira contra el artículo 155, muchos catalanes se han sentido humillados y no comparten esa visión crítica.

Algunos señalan al hecho de que el alguacil que dirigía la sentencia preguntase al público, incitando a que no concedieran clemencia a los Puigdemont condenados.

En lo que hay bastante coincidencia es en comparar la situación de los profesores de Sant Andreu que han sido denunciados por hablar en clase del 1-O y de la represión policial.

Y también los hay que critican a la chirigota, pero al mismo tiempo defienden que prohibir o penalizar estas sátiras no es el camino.