Simón Pérez y Silvia Charro son economistas de profesión. Saltaron a la fama en 2017, cuando se hicieron virales en un vídeo de Periodista Digital en el que tenían que opinar sobre las hipotecas fijas y variables, materia en la que eran expertos. Él trabajaba en EIAF y ella en la consultora Engel&Völkers, dos puestos de buena posición. Sin embargo, en aquel vídeo llamó la atención el estado en el que se encontraban, aparentemente bajo los efectos de las drogas, lo que les hizo perder sus trabajos y que su vida diera un vuelco extremo.
"En cuestión de siete días pasamos de tener una vidorra a no tener donde caernos muertos. La familia no nos quiere en casa. Mi padre casi no me habla y mi madre me insulta". "Vivimos en un coche, aunque tenemos una casa en Barcelona. Hacemos consultas económicas y doy clases de economía", contaba la pareja meses después del incidente. De tanto en cuando se volvían a hacer virales por sus apariciones en algunos canales online en los que aceptaban retos por dinero ante una alarmante situación de necesidad, con un estado físico cada vez más deteriorado.
En el presente, la suerte que corren es similar. Sobreviven transmitiendo en directo sus vidas a través de Kick, una plataforma de streaming en la que hacen actividades como lanzar impresoras por la ventana, consumir bebida energética en recipientes poco ortodoxos, destrozar aparatos domésticos golpeándolos con objetos o drogarse de manera ingente. Todo por dinero en una suerte de espectáculo de mendicidad online en el que el público, mayormente adolescentes, les ofrecen donaciones a cambio de retos cada vez más duros y rocambolescos.
El aspecto físico de los dos es preocupante, llegando incluso a padecer problemas de salud en directo. En la visita al podcast Zonagemelos, Simón Pérez empezó a decir que no se encontraba bien y se empezó a llevar la mano al pecho, y unos minutos después podía vérsele al fondo con los pies colgando, siendo asistido por Silvia Charro. Ella, además, mostró un test de consumo de cocaína que salió positivo. Para más inri, a ella le han dado el deshumanizante apodo de 'Chusa', en referencia al personaje drogadicto de la serie La que se avecina interpretado por Paz Padilla.
"¿Cuánto por soltarle una hostia al churumbel?", "Te paso 1.000 euros para que cagues en medio de la Gran Vía", "Por 100 euros grita ahora mismo que estás loco". Son algunas de las propuestas que estas personas reciben y que, muchas veces, no tienen otro remedio que aceptar para ganar algo de dinero. Las drogas, la viralidad y la necesidad se han apoderado de una pareja que necesita importante ayuda para salir de este bucle.