El veterano presentador Jordi González ha anunciado su retirada definitiva de la televisión, poniendo un broche de oro a una trayectoria de más de cuatro décadas. Su despedida vendrá de la mano de Col·lapse, el programa que actualmente dirige y presenta en TV3, y que, según él mismo, será su “epílogo” profesional.
En una entrevista concedida al diario Ara, González ha sido rotundo: “Es mi epílogo, seguro. Lo podemos escribir ante notario. Puede durar tres meses o tres años, pero no haré otro programa más”.
El presentador ha explicado que su marcha no responde a necesidad económica, sino a una decisión personal. “Tengo dinero y no tengo hijos”, confesó, para subrayar que puede permitirse este retiro con tranquilidad.
Sueldos de época dorada en Mediaset
En su repaso a esos años en Mediaset, González se explayó con cifras que hasta ahora no había desvelado con tanto detalle. Según sus propias palabras, en 1999 llegó a cobrar 20 millones de pesetas por programa, lo que equivaldría a 120.000 euros por emisión, y no por temporada. “Mi mejor sueldo lo llegué a ganar en el año 1999. Cobraba 20 millones de pesetas. 120.000 euros por programa, no por temporada”, dijo.
Además, recordó cómo vivía la cadena en aquellos tiempos: “Vasile nos decía que éramos la aristocracia de la tele”, afirmó, haciendo referencia a Paolo Vasile, máximo responsable de Mediaset.
Pero no todo era tan idílico con los años: González también admitió que con el paso del tiempo los sueldos se moderaron. Según él, tras el año 2000 comenzaron los recortes, y la crisis implicó bajadas salariales del 50 %. “Después de los 2000, los sueldos se fueron moderando (...) Yo en el 2002 ya no cobraba tanto. Y cuando llegó la crisis nos recortaron a todos un 50%”, señaló.
Una retirada marcada por la salud
La decisión de retirarse también está marcada por un episodio muy duro en su vida. A comienzos de 2024, durante unas vacaciones en Medellín (Colombia), González contrajo una grave infección bacteriana que derivó en una bronconeumonía severa. Permaneció tres semanas en coma y estuvo dos meses hospitalizado.
Tras su recuperación, relató que tuvo que reaprender funciones básicas: “Tuve que aprender a comer, a caminar y a sincronizar movimientos porque llevaba mucho tiempo paralizado”.
Este episodio vital, según él mismo reconoce, cambió sus prioridades: dejó de ser “González” para enfocarse en ser “más Jordi”.
González tiene claro qué hará cuando cuelgue el micrófono definitivamente. Entre sus planes figura “al día siguiente iré a Japón, que todavía no he ido”. También desea “aprender inglés y a cocinar. Son las cosas que me propuse cuando tenía 40 años y que todavía no he podido hacer”.
Aceptó el proyecto de Col·lapse precisamente porque le pareció “una manera muy satisfactoria de acabar una carrera”: no solo como presentador, sino también como director en un programa “con reputación, audiencia, solvente, en Cataluña y en catalán”
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