Arvin Abarca habla con la serenidad de quien ya lo ha vivido todo, pero tiene la sensación de que le queda todo por vivir. Ha sido un emprendedor desde siempre, un heredero de los clásicos empresarios catalanes. Pero él lo ha hecho en Internet, casi desde que ésta llegó a España. Ha pasado por grandes del sector como Intercom o Infojobs. Su último proyecto, grandvoyage.com, que dirige desde 2013, es también [de momento] su último éxito: de un millón de euros de facturación en el primer año, a previsiones de nueve millones este año.

¿Cómo han sido esto años desde que empezaste?

Muy intensos. Muchos aprendizajes y también muchas decepciones y alguna alegría. Pero con mucho tiempo. Recuerdo que Steve Jobs contaba que un par de veces le habían dicho que alguien había tenido un overnight success [éxito de la noche a la mañana] y que él había contestado que los suyos le habían costado diez años.

Cuando algún amigo te dice “qué bien te va todo”, pienso que hemos pasado un desierto.

Hay una parte que es que te ha tocado la lotería. Hay mérito propio, pero no hay que despreciar la suerte

¿Eso es todo? ¿Es cuestión de dedicarle tiempo?

Siempre hay un factor de suerte, lo que pasa es que te ha de pillar trabajando. La emprendeduría es como el capital-riesgo: si has invertido en diez, con que te vaya muy bien una, ya has cubierto la inversión; si te van bien dos, flipas. Como emprendedor no puedes tener tanta diversificación, así que te la juegas mucho más. Tienes todos los huevos en una misma cesta o en una y media. Y ahí es donde a veces despreciamos mucho la suerte, sobre todo a los que nos ha ido o les ha ido bien. Un poco por vanidad yo creo.

Pero es suerte porque te has estado preparando…

Por supuesto. Lo que pasa es que si te va bien a la primera, como me pasó a mí, quieras que no te sientes un poco Hee Man, sientes que es “porque yo lo valgo”. No es tan así, hay cosas en las que encuentras tracción y hay que saber identificarla, pero está ahí. Warren Buffet dice que hay que encontrar un negocio que pueda llevar un inútil y poner a alguien competente a llevarlo. Pero encontrar un negocio que pueda llevar un inútil… ahí es donde la suerte juega más de lo que parece. También puedes coger un buen negocio y destrozarlo. Pero eso es más difícil. Siendo un mínimo de diligente, si el negocio tira, tira.

En toda la fiebre emprendedora que ha habido en España desde el 2000, hay poca gente que intente montar Zara

¿Cómo encuentras ese buen negocio?

Eso es más complicado. Ahí la resiliencia es clave. Yo he visto que perseverar muchas veces da sus frutos. Lo que pasa es que tenemos el winner’s bias [el sesgo del ganador], porque cuando uno se la juega tres veces y le salen bien las tres, te lo cuentan; pero al que no le sale, no te lo cuentan tanto. El problema es que parece que la manera de que te vaya muy bien es ser un loco, pero no.

Yo intento diferenciar mucho en emprendeduría los méritos del azar. Hay una parte que es que te ha tocado la lotería. Hay mérito propio, pero no hay que despreciar la suerte.

¿No era un poco arriesgado meterse en el sector de turismo, que está tan saturado en el mundo online?

La clave está en la especialización. Nosotros decidimos dedicarnos a la tour-operación, porque no puedes competir con los grandes generalistas. Si miras qué proyectos online han ido bien en España, que es un mercado relativamente pequeño, es en sectores muy grandes: comercio electrónico, etc. Si vas a cosas de nicho, que estén muy bien hechas, no hay bastante masa crítica. Es cierto que el mercado de los viajes es el más saturado y además es el primero que se explotó online y se hizo bien. Pero el mercado es tan grande, que hay un nicho que mueve cientos o miles de millones en España, que es la tour-operación. Como emisora, porque como receptivo es líder mundial.

Quedaba esto: vender grandes viajes online. Hay mucho espacio en lo que hacemos, que yo no digo que sean viajes a medida, son un poco Prêt-à-Porter, adaptados a ti.

¿Cuánta verdad hay en las historias de éxito?

Hay gente que sale en el periódico y en realidad ha ganado trescientos mil euros, porque muchas veces las condiciones de financiación que pactas cuando necesitas dinero pueden ser muy malas. Eso tampoco se cuenta.

Pero los grandes de verdad como Zuckerberg, Gates y compañía son los que no han vendido.

En toda la fiebre emprendedora que ha habido en España desde el 2000 hasta ahora, hay poca gente que intente montar Zara. El modelo es que te compre alguien grande. Es cultural. El europeo, si viene un americano a comprar, vende. Los chinos no, porque quieren ser ellos quienes compren. Si eres americano, tienes ganas de comerte el mundo. Si eres español, piensas “si me forro y me compro una casa en la Costa Brava encima del mar, he triunfado”.

Cuesta mucho tener esa mentalidad de no vender. A mí me gustaría decir que la tengo, pero a ver cómo le dices que no a alguien que te retira. Porque da mucho vértigo. Y si miras a Gates, Zuckerberg y demás, la mayoría de ellos ya venían de una posición familiar muy privilegiada. Si tienes la vida asegurada de saque, es más fácil. Yo no estoy ahí [risas].