¿Recuerda usted aquella famosa película, “La tormenta perfecta”? Seguro que sí; es en la que George Clooney se mete en medio de dos tormentas –de ahí el título, claro- con un barco pesquero. Pues bien, una vez más, la realidad puede superar a la ficción, porque Laura y Marco siguen su recorrido por el Golfo de México, camino de Estados Unidos y no parece que vengan de buen humor. Laura ya ha provocado al menos siete muertes a su paso por República Dominicana. 

Es la primera vez, desde que hay datos disponibles [a partir del año 1900], que dos huracanes golpean, de forma casi simultánea, el Golfo de México.  La situación recuerda al Katrina, que en 2005 se convirtió en el huracán con mayor potencia y capacidad de destrucción registrado en la Historia.  

Laura ya ha provocado al menos siete muertes a su paso por República Dominicana

En 2017, Irma también alcanzó el nivel 5, el máximo para los huracanes en la escala de Saffir-Simpson –la utilizada comúnmente en todos los países-. Según la definición de los creadores de este modelo, la categoría corresponde a fenómenos que provocan “daños catastróficos”, con vientos por encima de los 250 kilómetros por hora, que provocan la destrucción de la mayoría de los edificios. 

Más frecuentes

Este tipo de fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes, como señalaba aquí en El Telescopio el sábado María José Caballero, directora adjunta de Programas de Greenpeace: “Antes teníamos gotas frías en septiembre, ahora ya son como la del año pasado, la borrasca Gloria, devastadoras a más no poder”.  

La Agencia Española de Meteorología [AEMET] explica: “El temporal de viento, lluvia, nieve y mar generado por Gloria y continuado por la borrasca mayor durante los siguientes días tuvo un carácter excepcional, tanto por los registros meteorológicos como por los impactos, entre los que hay que destacar la cifra de, al menos, trece fallecidos”. 

Las tormentas de gran impacto son las que tienen un gran impacto en bienes y personas

Gran impacto

En lo que llevamos de año, se han registrado ocho tormentas de gran impacto, que –según la AEMET- son aquellas que “profundicen de tal manera que puedan producir un gran impacto en bienes y personas”.  

Las últimas tuvieron lugar en el mes de marzo. Durante los días 1 y 2 “Jorge se mantuvo al norte de Gran Bretaña, mientras se iba rellenando, al tiempo que Francia y España eran afectadas por nuevas borrascas generadas más al sur, León y Karine”, como señala la AEMET. A ellos se unió Myriam, que “entró en el Mediterráneo a últimas horas del día 3, afectando a Cataluña, norte de la Comunidad Valenciana y Baleares. Posteriormente, durante el día 4 de marzo, se integró en la gran zona de bajas presiones que se ubicaba en el Mediterráneo central y oriental, dentro de la cual permanecían los restos de la borrasca Karine, y fue disolviéndose hasta dejar de dar señal el día 5”. 

La NASA, por su parte, también apunta al cambio climático como el causante del agravamiento y mayor frecuencia de estos fenómenos: “Aunque todavía no hay un consenso total sobre la materia, en los últimos años, ha emergido un cuerpo de evidencias que vinculan el tiempo extremo con el cambio climático. Las evidencias recogidas por satélites, aeronaves, mediciones a nivel del suelo y las proyecciones de modelos climáticos cada vez encuentran más conexiones. Cuantificar esas interconexiones es un gran reto”, señalan sus expertos. 

Por ejemplo, Joao Teixeira, co-director del Centro para Ciencias del Clima en el Jet Propulsion Laboratory que la agencia tiene en Pasadena, California y director del equipo para el AIRS [Sonda Atmosférica Infrarroja] en el satélite Aqua de la NASA. “En la comunidad científica es un hecho relativamente bien aceptado que al aumentar las temperaturas globales, es muy probable que también se produzca un incremento en las precipitaciones extremas”, explica. 

Según la agencia, “aunque no se producen necesariamente más huracanes atlánticos que antes, los que se forman son cada vez más fuertes, con más fenómenos de categoría 4 y 5”.  


La escala Saffir-Simpson, explicada 

En 1971, un ingeniero civil, Herbert Saffir, y el entonces director del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Robert Simpson, desarrollaron una escala para medir la categoría de estos fenómenos meteorológicos. 

El modelo cuenta con cinco niveles o categorías. Los daños causados en cada uno de los casos son: 

  1. Vientos muy peligrosos y algunos daños [entre 119-153 km/h]. Sin daños en las estructuras de los edificios. Daños básicamente en casas flotantes no amarradas, arbustos y árboles. Inundaciones en zonas costeras y daños de poco alcance en puertos. Daños en el tendido eléctrico que pueden provocar apagones durante varios días. 
  2. Vientos extremadamente peligrosos y grandes daños [entre 154-177 km/h]. Daños en tejados, puertas y ventanas. Importantes daños en la vegetación, casas móviles, etc. Inundaciones en puertos así como ruptura de pequeños amarres. Pérdida casi total de la energía eléctrica, con apagones que pueden durar desde varios días hasta semanas.  
  3. Daños devastadores [vientos entre 178-208 km/h]. Daños estructurales en edificios pequeños. Destrucción de casas móviles. Las inundaciones destruyen edificaciones pequeñas en zonas costeras y objetos a la deriva pueden causar daños en edificios mayores. Posibilidad de inundaciones tierra adentro. Electricidad y agua no disponibles durante semanas.  
  4. Daño catastrófico [vientos entre 209-251 km/h]. Daños generalizados en estructuras protectoras, desplome de tejados en edificios pequeños. Alta erosión de bancales y playas. Inundaciones en terrenos interiores. La mayor parte del área queda inhabitable durante meses.  
  5. Daño catastrófico [vientos iguales o superiores a 252 km/h]. Destrucción de tejados completa en la mayoría de los edificios. Las inundaciones pueden llegar a las plantas bajas de los edificios cercanos a la costa. Puede ser requerida la evacuación masiva de áreas residenciales. Los vientos de 300 km/h pueden arrancar árboles y hasta casas de sus cimientos, huracán muy poderoso.