En serio, no puede ser tan difícil que profesionales de género femenino y masculino que realizan trabajos idénticos o similares reciban la misma remuneración. Como señala Naciones Unidas, “en todas las regiones, a las mujeres se les paga menos que a los hombres, con una brecha salarial de género estimada en un 23 por ciento a nivel mundial”. 

La brecha salarial de género a nivel mundial es del 23 por ciento

Desigualdades históricas

La principal consecuencia, según la organización, es que “la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas siguen estancados debido a la persistencia de desigualdades históricas y estructurales en las relaciones de poder entre mujeres y hombres”. 

Una situación que, como en tantas otras ocasiones, es más grave cuando se añade a la pobreza, con lo que se “acrecientan las desigualdades y desventajas en el acceso a recursos y oportunidades para las mujeres”.

La brecha salarial de género es una cuestión sistémica, a menudo vinculada con ideas preconcebidas y estereotipos

También en trabajos diferentes

Desde EPIC, la Coalición Internacional en favor de la Igualdad de Remuneración, dirigida por la Organización Internacional del Trabajo [OIT], ONU-Mujeres y la OCDE, señalan que no solo es importante que mujeres y hombres reciban la misma retribución en el caso de realizar labores idénticas o similares, sino que también “deberían percibir el mismo salario cuando el trabajo que realizan es completamente diferente, pero puede demostrarse que tiene el mismo valor al evaluarse sobre la base de criterios objetivos”. 

Esos criterios pueden ser, entre otros, “las competencias, las calificaciones, las condiciones de trabajo, los niveles de responsabilidad y los esfuerzos que requiere el trabajo”.. De esta forma, se puede “afrontar la brecha salarial entre hombres y mujeres como una cuestión sistémica, a menudo vinculada con ideas preconcebidas y estereotipos sobre el valor de los trabajos normalmente considerados trabajo de mujeres”.

La medición objetiva puede tener un impacto positivo en otros grupos que experimentan con frecuencia discriminación

Prejuicios

Estos prejuicios provocan que el género femenino esté sobrerrepresentado en “sectores que están infravalorados – como el trabajo de cuidados –, aunque conlleven altos niveles de responsabilidad y de esfuerzo y múltiples competencias especializadas”. 

Además, implantar una medición de los trabajos en base a criterios puramente objetivos “puede tener un impacto positivo en otros grupos que experimentan con frecuencia discriminación, como los migrantes y los refugiados, las personas con discapacidades, los pueblos indígenas y las personas LGBTI”, según EPIC.

La brecha salarial de género “es sintomática de muchos factores, incluida la discriminación”, explican. Esto hace que las mujeres tengan más probabilidades de tener “empleos de mala calidad y de trabajar en situación de vulnerabilidad, entre otras cosas, percibiendo una remuneración escasa”.

Las consecuencias negativas de la brecha salarial de género van más allá de la jubilación

Para toda la vida

Y las consecuencias de esta diferencia se extienden no solo a lo largo de toda su vida profesional, sino incluso más allá: "Las mujeres que aprovechan la licencia de maternidad y parental y que se ausentan del trabajo un tiempo para cuidar de sus hijos pueden experimentar repercusiones negativas a largo plazo en sus carreras y su remuneración. Estas repercusiones negativas también pueden prolongarse hasta la jubilación”. 

De hecho, sus retribuciones tras esta son más bajas, “debido a su nivel inferior de ingresos y a sus trayectorias profesionales intermitentes. La combinación de estos factores da lugar a que las mujeres sean más vulnerables a la pobreza que los hombres, incluso cuando se tienen en cuenta factores como los antecedentes, la educación y la experiencia”.

La ONU llama a la acción colectiva para solucionar este problema: “Lograr la igualdad de remuneración es un hito importante para los derechos humanos y la igualdad de género. Se necesita el esfuerzo de toda la comunidad mundial y queda mucho trabajo por hacer”. Y desde EPIC aseguran que “los motores de la desigualdad social son complejos y, hasta ahora, los progresos hacia la solución del problema han sido graduales. Sin embargo, el reto no es insuperable”.