El tan famoso clima mediterráneo parece estar condenado a desaparecer. Así se desprende de las conclusiones de una investigación llevada a cabo por McKiinsey. "El cambio climático ya está teniendo un impacto físico sustancial a nivel local en varias regiones del mundo; las regiones afectadas seguirán creciendo en número y tamaño", afirman sus autores. 

Los expertos de McKinsey han analizado las zonas de la Tierra más afectadas por el cambio climático: India, Centroamérica y Sudamérica, sur y oeste de África, sudeste asiático, Australia y el Mediteráneo. Además, han tenido en cuenta el impacto global en todo el planeta. "Se espera que el suave clima mediterráneo se haga mucho más cálido; en 2050, el clima de la ciudad francesa de Marsella se parecerá más al actual de Argel", explican. 

En 2050, el clima de la ciudad francesa de Marsella se parecerá más al actual de Argel

Una de las primeras consecuencias del aumento de las temperaturas será el incremento espacial y temporal de las sequías, que podrían llegar a suponer el 80 por ciento del tiempo en 2050 en algunas partes del mundo, en especial "partes del Mediterráneo, sur de África y Centroamérica y Sudamérica". La falta de lluvias podría suponer la desaparición del clima mediterráneo. Los efectos de esta situación serán, según los autores del estudio "la reducción de las cosechas y del turismo". El volumen de agua en el norte de África, Grecia y España podría bajar más del 15 por ciento en 2050. 

Consecuencias económicas

Para un país como el nuestro, el impacto económico es evidente. "Los científicos expertos en clima esperan un incremento en el número de días considerados como incómodamente calurosos en muchas localidades de playa turísticas, mientras que las costas del norte de Europa podrían convertirse en más agradables como destinos de vacaciones de verano".

El cambio climático incrementará las desigualdades

Según el estudio, el cambio en los flujos turísticos podría "incrementar la desigualdad", puesto que su impacto es mayor en las comunidades con menos recursos. Pero no solo eso, también podría provocar la desaparición o la pérdida de competitividad de industrias enteras: "120 áreas conocidas por la calidad de sus viñedos corren el riesgo de perder su predominancia en el mapa de la viticultura, mientras que regiones no tradicionales podrían tomar ventaja".  

Estos cambios afectarán directamente a las condiciones de trabajo y la habitabilidad de regiones enteras del planeta, incluida la nuestra. La sequía, las temperaturas extremas y las inundaciones impactarán en las cosechas y al suministro de comida en general. 

Los más afectados serán los de siempre: "Las comunidades y población más pobres típicamente son los más vulnerables a los sucesos climáticos. A menudo carecen de medios financieros y de apoyo por parte de agencias privadas o públicas. Por ejemplo, los eventos climáticos podrían significar cosechas fallidas [...] en dos o más regiones productoras clave para el arroz, trigo, maíz y soja. Esto podría suponer un incremento de los precios de la comida,  que dañaría especialmente a las comunidades más pobres, incluidos los 750 millones de personas que viven por debajo de la línea de pobreza internacional".