La de Rithmi es muy diferente a las historias sobre emprendedores tecnológicos que estamos acostumbrados a leer y escuchar. No son dos frikis veinteañeros encerrados en un garaje en California. Son José Vicente y Óscar Lozano, un padre médico y un hijo licenciado en Administración y Dirección de Empresas, en el campus de la Universidad de Valencia.

Y su objetivo no es hacerse ricos, es acabar con el ictus, una enfermedad que afecta a más de 130.000 personas cada año en España y es la primera causa de mortalidad cardiovascular en la mujer y la segunda en el hombre.

Para conseguirlo, han diseñado Rithmi, una pulsera capaz de identificar una fibrilación auricular, que está directamente relacionada con la aparición de un ictus, que saldrá al mercado el año que viene y que ha sido seleccionada entre los finalistas de los premios Fundación Mapfre a la innovación social. Hemos hablado con Óscar, CEO de la compañía, sobre la innovación en e-Health.

¿Cómo nació la idea?
En 2011 nos surgió la posibilidad de presentarnos a un concurso a nivel mundial organizado por una empresa farmacéutica sobre proyectos para prevenir el ictus. En aquel momento creamos un blog interactivo de prevención del ictus en el que gente que hubiese padecido la enfermedad o estuviese interesada en ella, podía enviar consultas y teníamos un médico y un entrenador personal para ayudarla.

El blog funcionó muy bien y luego creamos una aplicación móvil de alimentación saludable para personas que hubieran sufrido un ictus. No llegó a salir al mercado porque nos la compró un fabricante de leche.

Con esa venta, ya decidimos arrancar la tercera pata, que es Rithmi.

En Estados Unidos, los proyectos de e-Health son los que más inversión reciben

¿Cómo se juntan un padre y un hijo para montar una startup?
Mi padre es médico y ha sido un líder de opinión en estudios cardiovasculares. Decidimos diseñar un dispositivo no invasivo para detectar una de las principales causas del ictus, un arritmia cardiaca que se conoce como fibrilación auricular.

Yo había vendido la otra empresa y tenía ganas de cambiar. A mi padre le ofrecieron presentarse a los premios que he comentado antes y empezamos a trabajar juntos en el blog. Y así surgió.

Todo el mundo dice que en e-Health es donde está el dinero
Eso dicen, eso dicen [risas]. Es verdad que somos los proyectos que se supone que en los próximos años más vamos a crecer y despuntar. Lo que yo siempre digo es que -a pesar de las trabas que tenemos hoy en día- en salud, las nuevas tecnologías han llegado para quedarse.

Va a ser una lucha dura y lenta. En Europa todavía no se nota, falta un poco de evolución en el sector. Pero en Estados Unidos, los proyectos de e-Health son los que más inversión reciben.

Conozco proyectos de investigadores que se están quedando en un cajón porque no saben cómo sacarlos al mercado

Pero a veces parece que en vuestro sector es difícil unir empresa e investigación
Eso es algo que estamos reclamando tanto en el mundo de la empresa, como en el de la investigación. Que haya más programas donde conectemos a la empresa con el investigador. Yo conozco proyectos de investigadores que se están quedando en un cajón porque no saben cómo sacarlos al mercado.

Nosotros, por ejemplo, ya estamos pensando en la siguiente evolución del producto y no conseguimos encontrar a un investigador que nos ayude en el desarrollo. O, incluso, a lo mejor ya tiene algo similar que nos puede servir.

¿Cuál es la clave del éxito en estos proyectos: la fabricación, la distribución, el concepto…?
La idea y el hacer una solución para las personas que realmente lo necesitan. Nosotros hemos entrevistado a gente que ha sufrido ictus por fibrilación auricular y hemos trabajado con ellos para conocer cómo es su vida, qué sienten, e ir adaptando nuestra solución.

No es solo la pulsera, es una aplicación móvil, una plataforma de médicos con los que el usuario va a poder contactar. También hemos diseñado una plataforma en la nube para que otros fabricantes de dispositivos, como relojes inteligentes, puedan utilizar nuestros algoritmos bajo licencia. Al final es más el servicio y estar enfocado al cliente, que la tecnología.

¿Cómo mejora la vida de las personas?
La idea final es prevenir ictus. Quienes han sufrido fibrilación auricular tienen más posibilidades de volver a padecerlo. Pero controlada y tratada no es peligrosa, lo es cuando no se está monitorizando. El usuario puede mandar un electrocardiograma al médico y que él diagnostique.

¿Vamos a acabar llenos de dispositivos o se unirán todos en uno?
Es complicado. Nosotros estamos viendo otros proyectos, como para diabetes por ejemplo, con los que podríamos terminar haciendo un dispositivo único todos juntos. Cada uno está buscando su nicho de mercado. No va a ser fácil, desde luego.

¿Hay espacio de verdad para innovar o al final siempre llegará una gran compañía y te comprará?
Parece que el modelo de negocio actual es ese: dejar una solución muy bien preparada para ponerla en el mercado y que te compre una grande. A mí me gustaría que fuese un business for life [un negocio para toda la vida] porque para mi padre esto es como su legado a la Medicina. No pienso más allá todavía. Pero sé que hoy en día hay que ser realistas.