Durante muchos años, jugar en la web siempre fue sinónimo de experiencias pequeñas y técnicas muy limitadas. Ahora, en pleno 2025, el panorama es totalmente distinto. Unity ha convertido el navegador en un destino para proyectos serios gracias a un combo técnico que reduce fricción, acelera la carga y, lo más importante, aprovecha mejor el hardware disponible. Plataformas como Playhop, que apuestan por ofrecer juegos instantáneos, consolidan este cambio y acercan las producciones más exigentes a un público extenso.

Un poco de historia

Antes de entrar en materia, una pincelada de historia. Unity aparece a mediados de los 2000 con un objetivo bastante claro, que cualquier estudio pudiera trabajar con buenas herramientas sin necesitar un presupuesto gigantesco. El tirón del móvil hizo el resto y su éxito llegó al permitir que un mismo proyecto saliera en varias plataformas con mínimos retoques. Con el tiempo sumó nuevas plataformas como PC, consolas, realidad virtual y web, además de una tienda de recursos que ahorra meses de trabajo. Hoy lo usan desde estudios independientes hasta grandes compañías para el desarrollo de juegos y proyectos fuera del ocio digital.

“En el pasado, los motores para hacer videojuegos basados en JavaScript dominaban el mercado con juegos sencillos. Ahora, el panorama está cambiando: a medida que más desarrolladores de móvil también llevan sus videojuegos a la web —Unity sigue siendo su motor de referencia, ofreciendo el conjunto adecuado de herramientas para un desarrollo web eficiente— estamos viendo cómo desarrolladores webs veteranos, que antes dependían de motores propios o basados en JavaScript, acaban pasándose a Unity. Es una tendencia actual que seguirá creciendo, ya que lograr los mismos resultados en JavaScript requiere un esfuerzo significativamente mayor. Como consecuencia, podemos esperar que cada vez aparezcan juegos más sofisticados en la web”, afirmó Nikita Bokarev, CBDO de Playhop.

La transformación de los juegos Web

En la actualidad, los juegos pueden ejecutarse en el navegador sin instalar nada y con buen rendimiento. El truco está en empaquetarlos en un formato que el navegador entienda y procese muy rápido, algo que en la jerga se llama WebAssembly. Unity prepara el juego para ese formato y así corre dentro del propio navegador, con una velocidad muy cercana a la de un programa normal.

Para que todo vaya fino se aprovecha el hardware actual. El juego puede repartir trabajo entre varios núcleos del procesador en paralelo, lo que aligera la carga del hilo principal y evita tirones. También se usan instrucciones que calculan varios datos de una sola vez y aceleran tareas pesadas como la física o algunos efectos.

El siguiente paso es la entrega. Si los archivos pesan menos, el juego arranca antes. Por eso se comprimen con métodos modernos y se sirven desde un servidor bien configurado para que el navegador los descomprima al vuelo. Resultado evidente en la primera visita, que es cuando más cuenta la rapidez.

En Playhop trabajan con esta receta. Juegos que cargan rápido, funcionan en muchos dispositivos y empiezan en pocos segundos. Menos espera y más partida. En la actualidad, la compañía cuenta en su plataforma con más de 20.000 juegos web, y según los datos publicados por un estudio previo realizado confirma a Unity como motor principal de los títulos con más tiempo de juego, con 56 de las 100 primeras posiciones y el doble de presencia que el año pasado.

Por su parte los motores basados en JavaScript se sitúan en segundo lugar, mientras Construct, Cocos y LayaAir consolidan su uso en proyectos 2D y para móvil. El reciente informe de Playhop también señala que Defold, Phaser y Vanilla JS ofrecen las cargas más rápidas, un factor decisivo para retener usuarios. Aunque Unity se mantiene como opción preferida por su ecosistema multiplataforma, sus tiempos de carga más largos abren espacio a alternativas ligeras como Construct o Godot y al crecimiento regional de Cocos.

Westland Survival

Con ese marco técnico, aparecen casos que demuestran el alcance actual. ‘Westland Survival’ es un juego de rol de supervivencia ambientado en el Salvaje Oeste en el que los jugadores tendrán que crear a su protagonista para explorar, cazar, construir un rancho, fabricar armas y defender la base de bandidos y otros jugadores. Se puede jugar en solitario o con amigos, y también hay opciones multijugador como crear alianzas y participar en combates JcJ.

Words of Wonders

El espectro también incluye otro tipo de propuestas más ligeras, pero de enorme alcance. Words of Wonders, un clásico de los móviles, puede jugarse al instante en el navegador a través de plataformas como Playhop, que eliminan la necesidad de descarga y amplían el acceso a dispositivos de todo tipo. El entretenido juego mantiene estructura de crucigrama y reto diario, mostrando cómo el formato puede mantener ciclos de juego breves y constantes, lo que resulta ideal para públicos amplios con sesiones cortas.

En definitiva, ¿qué enseñan estos dos ejemplos al diseñador web en 2025? Primero, que el navegador ya admite una amplia variedad de escalas desde rompecabezas ligeros hasta producciones con gestión, progresión y efectos 3D. Segundo, que el éxito técnico se cocina en la preparación con texturas comprimidas, streaming de recursos, lotes de dibujo moderados y perfiles de calidad que se adapten al dispositivo. La documentación de Unity y su ecosistema insisten en estos puntos porque afectan directamente al tiempo de arranque y en la respuesta del juego.

En conjunto

Unity ha ayudado a que la web sea más que una simple puerta de entrada. Es una plataforma de publicación con identidad propia, buena compatibilidad y mecanismos para entregar experiencias ágiles. ‘Westland Survival’, por ejemplo, refleja la viabilidad de proyectos con múltiples sistemas, mientras que ‘Words of Wonders’ deja claro que existe un enorme público para este tipo de propuestas instantáneas.

También es muy importante que plataformas especializadas como el caso de Playhop, refuercen esta tendencia al ofrecer un espacio optimizado y seguro para desarrolladores que busquen llevar sus creaciones al público sin tener que depender de tiendas tradicionales. El resultado se refleja en un ecosistema diverso, ágil y listo para competir con los formatos tradicionales.