El científico checo-canadiense Vaclav Smil, experto en energía y autor de referencia de Bill Gates, ha protagonizado una conferencia en Madrid, en el marco de los ‘talkson’ de la Fundación Naturgy, en la que expertos proporcionan su punto de vista sobre temas relacionados con la energía y el desarrollo sostenible.

Vaclav Smil es uno de los 100 principales pensadores mundiales según ‘Foreign Policy’ y miembro de la Royal Society of Canadá. Ha publicado 40 libros y casi 500 artículos sobre energía, cambio ambiental y poblacional, producción de alimentos, tecnología o políticas públicas, entre otras cosas. Además, trabaja como consultor para muchas instituciones de EEUU y la Unión Europea.

El prolífico científico y divulgador vino a Madrid para para dar su visión sobre el desarrollo histórico de las transiciones energéticas y el papel del gas natural en la transición actual. Empezó su intervención asegurando que es imposible que cumplamos los plazos de la descarbonización. “El gráfico de carbonización 0 en 2050 es una mentira, no vale nada. ¿Cómo se va a conseguir esto? ¿Todo el mundo va a dejar de fabricar cemento o volar en avión? ¿Por qué se han molestado en hacer estas simulaciones ridículas? Es como si yo dijera que voy a vivir hasta los 200 años. No hay ninguna posibilidad. No son hipótesis realistas”, argumentó.

"Esta transición energética no se hace por motivos económicos, sino por imperativo medioambiental"

Smil subrayó la importancia de esta transición energética que, “a diferencia de las anteriores, que fueron impulsadas por necesidades económicas ante la falta de materia prima, ésta se hace por imperativo medioambiental”.

“Tenemos un sistema mundial de suministro de energía que depende en gran medida de los combustibles fósiles; su sustitución por nuevas disposiciones basadas en las energías renovables es una tarea que nos ocupará necesariamente durante las generaciones venideras”, argumentó. En su opinión, “en el corto plazo lo mejor que se puede hacer es reducir el consumo de carbón y aumentar el de gas natural, reducir la intensidad energética y aumentar la eficiencia”.

"En el corto plazo lo mejor que se puede hacer ese reducir el consumo de carbón y aumentar el de gas natural"

Asimismo, citó como un reto más a largo plazo, “desplazar el carbono fósil utilizado en los pilares de nuestra civilización: la producción de hierro primario, cemento, amoníaco y plásticos”. En la actualidad, dijo, “no tenemos alternativas a gran escala que puedan desplegarse inmediatamente”.

“No todos los lugares son idóneos para las energías renovables"

Defensor también de las energías renovables, pidió también un ejercicio de realismo en las previsiones de implantación. El científico explicó que hay diferencias importantes entre regiones y países, y por eso no se puede apostar solo por las renovables, porque hay lugares donde no hay sol ni viento durante largos periodos de tiempo. “No todos los lugares son idóneos para las energías renovables, por eso es importante tener en cuenta que es ahí donde el gas natural tiene un papel”, afirmó.

Puso por ejemplo a Alemania de un uso ineficiente de las energías renovables recordando cómo en 2002 construyeron en Bavaria la estación solar más grande del mundo. “Si hubiera invertido ese dinero en Calabria u otro sitio y hubieran llevado la energía a Alemania les habría salido mejor”, comentó para añadir irónico: “Me sorprende la ingeniería alemana, han hecho cosas muy ridículas”.

Transición acelerada

En este contexto, Smil incidió en que “se necesita una transición acelerada para evitar un calentamiento global excesivo y, por lo tanto, la única medida del éxito es global”. Recordó que en el mundo hay 150.000 plantas de carbón y China sigue construyendo. “La única forma de conseguir transición energética es bajar este número de instalaciones, a 95.000. Hay que ser muy realistas en cuanto al futuro del calentamiento global y hay que equilibrarlo mejor posible”, afirmó.

"La única opción posible es reducir el consumo de energía en los países ricos"

El experto afirmó también que “dadas las disparidades de consumo de energía entre los países ricos y los que están en vías de modernización, la única opción posible es reducir el consumo de energía en los países ricos”.

En el contexto actual, Smil apostó por el gas natural como mejor opción, por sus características y flexibilidad. “Es un combustible muy flexible, y se puede usar desde en el hogar hasta en la industria, incluso en los altos hornos”, afirmó, al tiempo que hacía un llamamiento a mejorar los procesos de extracción para reducir al mínimo las fugas y evitar emisiones innecesarias.

En referencia a España, señaló que “va retrasada” y aconsejó “impulsar más el uso del gas natural para estar al mismo nivel que otros países europeos, para ser un país moderno”.