Si eres uno de esos singles o solteros, de los que han decidido no casarse o tener pareja estable, vaya, tal vez algún día tengamos que darte las gracias por salvar el mundo. De momento, parece que esta opción personal está creciendo a pasoS agigantados, sobre todo en los países más desarrollados. Según un informe, en USA uno de cada cuatro adultos que llega a la edad de 50 años no se ha casado nunca. Algunos sectores han puesto el grito en el Cielo, porque creen que es una pérdida de valores y un triunfo del egoísmo. Aunque tal vez tenga un lado positivo.
Según algunos investigadores sociales, esta tendencia a la vida “single” puede ayudar a redefinir los roles de los grupos y colectivos, y extender el papel que se otorgaba a las familias en la colaboración y cuidado mutuo, al resto de la comunidad.

Ser soltero no significa ser solitario

Dicen los expertos que las personas solteras son más propensas a interactuar con sus vecinos y amigos, a visitarlos, a colaborar y hasta a mantenerse en contacto con sus hermanos y padres. Así que tal vez, ser soltero no sea sinónimo de egoísta, sino todo lo contrario. Los mismos estudios aseguran que las parejas, tengan hijos o no, tienden a aislarse y vivir en su burbuja aislados. Los estudios sobre las personas que viven solas, arrojan otros resultados sorprendentes, como que se esfuerzan más en el crecimiento personal, valoran más su trabajo y, por contra a lo que se prejuzga, las parejas que se aislan en su mundo son más propensas a una mala salud mental. El mito del viejo solitario que muere loco encerrado, ha caído.
Ahora, las personas solteras exploran formas innovadoras como las viviendas y espacios compartidos, o los viajes, que facilitan el intercambio social y cultural y son la punta de lanza de una nueva forma de sociedad más abierta.

También es bueno que la mujer permanezca soltera

O mejor dicho, que decida libremente cuándo casarse o no hacerlo si no quiere. Por desgracia, en muchos países las mujeres están obligadas a casarse desde niñas, contra su voluntad, como si fueran una mercancía. Muchos países subdesarrollados o en vías, tienen como lastre precisamente la no incorporación de la mujer a los estudios o el mercado laboral, además del problema que supone los elevados índices de natalidad —asociados también a los de mortalidad infantil— debido a esa función reproductora a la que se les aboca “por defecto”.
Otro sorprendente estudio asocia todos estos factores al hecho de que la superpoblación de algunas zonas del planeta origina al mismo tiempo un grave problema medioambiental con la sobreexplotación agrícola y el agote de los recursos naturales, que incluye pérdida de especies completas.
Profesores de la Universidad de Hawai y del Instituto Worldwtach (Washington DC) aseguran en un estudio publicado en Science  que "Dondequiera que las mujeres tienen el derecho educativo, cultural, económico, político y legal, las tasas de fertilidad caen", escriben los autores. "Las poblaciones tienden a moverse hacia estados de crecimiento cero o negativo cuando las mujeres alcanzan un status en pie de igualdad con los hombres, siempre y cuando los servicios de planificación familiar y anticonceptivos están fácilmente disponibles." Probablemente, como en todo, la verdadera solución sea garantizar un reparto más justo de los recursos y equilibrar las tasas de natalidad entre las que ponen en peligro las poblaciones decrecientes de la vieja Europa, por ejemplo, con el desmesurado número de nacimientos en países donde no disponen de posibilidades de llegar a viejos. En cualquier caso, la solución debería respetar el derecho y la voluntad de tener familia o no tomando la decisión cada persona libremente, sin que nada ni nadie te obligue.