España se encuentra en un momento decisivo, y el futuro del país dependerá en gran medida de la solidez y coherencia de las decisiones que se tomen en los próximos años. Es la premisa con la que decenas de personas piden una modernización empresarial en un mundo marcado por transiciones ecológicas, digitales y demográficas, así como por la reubicación de las cadenas de valor y la reasignación global de las especializaciones productivas.

En este contexto de riesgos generalizados, el concepto de "autonomía estratégica", explican, se está consolidando como una vocación común de los países. Implica recuperar un mayor control democrático sobre actividades esenciales relacionadas con la salud, la energía, la tecnología, la defensa y la alimentación, entre otros.

La iniciativa pública se ha convertido en una fuerza motriz esencial de la economía y en un elemento rearticular de los equilibrios sociales. En Europa, esta voluntad se ha plasmado en los fondos Next Generation, seguidos de ayudas nacionales a empresas y ciudadanos financiadas con presupuestos nacionales. Este enfoque es fundamental en un período de transiciones y ha supuesto una inyección de fondos públicos de un volumen inimaginable hace unos años. Es esencial que esta tendencia continúe para evitar el retorno a políticas de austeridad.

En este contexto, los profesionales y miembros de organizaciones de la sociedad civil han emitido un llamado urgente a los partidos políticos que conformarán el nuevo gobierno progresista de España. Su objetivo es impulsar cambios legales que modernicen las empresas españolas y las acerquen a las pautas dominantes en Europa. Los firmantes del manifiesto resaltan varios puntos cruciales.

Piden una reforma empresarial en la que los trabajadores participen haciendo hincapié en la necesidad de abordar una reforma empresarial que promueva la participación de los trabajadores en las empresas, un principio establecido en el artículo 129 de la Constitución española. Esto no solo fomentaría la inclusión, sino que también estimularía la innovación en el tejido empresarial, explican.

Además, consideran que esta participación debe regularse. España es uno de los pocos países de la Unión Europea que no tiene regulada la participación de los trabajadores en las empresas. Los firmantes ven esta carencia como un factor que ha impulsado un modelo productivo basado en la precariedad laboral. La intención es evitar que las grandes corporaciones sean las únicas beneficiarias de los fondos Next Generation.

La mejora de la productividad es un objetivo esencial tanto desde el punto de vista económico como social y medioambiental. Aumentar la productividad no solo mejoraría la competitividad y la calidad del empleo, sino que también permitiría la reducción del tiempo de trabajo, mejorando la conciliación familiar y contribuyendo al bienestar de las familias. Se destaca la importancia de mejorar la eficiencia del tejido productivo para construir una economía sostenible. Esto se lograría mediante una mayor inversión en capital intangible, como mejoras en la organización y procesos, así como la innovación, lo que permitiría desmaterializar la economía y reducir la huella ecológica.

El manifiesta no busca imitar modelos de participación vigentes en otros países europeos, sino definir un modelo que se adapte a la estructura productiva de España y aproveche al máximo el talento colectivo de la sociedad. En el escrito tambien se subraya la importancia de que una reforma sólida no sea solo cosmética y se insta a encontrar un equilibrio que permita consensos sobre nuevas formas de gobernanza, combinando la flexibilidad tecnológica con la rearticulación social de un tejido productivo fragmentado

En última instancia, esta llamada a la modernización empresarial tiene como objetivo impulsar la transición de España hacia empresas participadas e impulsoras de un ecosistema innovador. Esto no solo es una necesidad económica, dicen, sino también una exigencia moral para elevar la dignidad de las personas trabajadoras y construir un futuro más próspero y sostenible.

Primeras firmas

El manifiesto cuenta con el respaldo de destacados profesionales, académicos y miembros de la sociedad civil, entre ellos José Félix Tezanos Tortajada, Nicolás Sartorius, Carlos Berzosa Alonso-Martínez, y muchos otros expertos de diversos campos. Su compromiso refleja la urgente necesidad de transformar la cultura empresarial en España para adaptarse a un mundo en constante evolución.

Este llamado a la modernización empresarial se presenta como una oportunidad única para que España avance hacia un futuro más próspero, justo y sostenible. Ahora depende de los líderes políticos y las partes interesadas tomar medidas decisivas para materializar esta visión en beneficio de todos los ciudadanos.