Cepeda, uno de los participantes con mayor tirón popular de la última hornada de Operación Triunfo, refleja sus fundamentos en un primer disco de estudio que, además de temas románticos, apela a su pasado a favor de los refugiados, recabando fondos en la calle entre gente que intentaba esquivar su discurso.

"Pero yo les cantaba canciones de Manuel Carrasco para que se pararan: 'Escúchame...'", ha recordado entonando la melodía durante una charla por la publicación de este viernes de su debut discográfico en solitario, "Principios" (Universal Music).

Cepeda, que trabajó para el Comité Español de ACNUR durante dos años, reconoce que su experiencia a veces resultaba "frustrante".

"Hay que tener mucha paciencia, porque solo una de cada cien personas te escucha, ya que hay mucha incredulidad frente a las ONGs y la gente no es muy propensa a aceptar algo que supondrá un gasto mensual", analiza.

En paralelo, la música se convirtió en "un hobby que fue pidiendo más". Entró en su vida muy pronto, a través de "misa", y volvió a ella en la Universidad, "al ver que servía para que las chicas se fijaran más".

En 2015 fue elegido para la tercera edición del concurso de talentos La Voz dentro del equipo de Malú. "Pero estuve como dos horas", dice sobre su rápida eliminación, algo que no ha pasado en OT, tras salvarse hasta en cuatro nominaciones gracias al público. De la noche a la mañana, se convirtió en un ídolo de masas. "Un talent-show es una forma de promoción bestial. No me siento orgulloso por no haber mamado de todos esos garitos en los que hay que tocar hasta que cumples el sueño de lanzar un disco", afirma con sorprendente honestidad.