Ayer internet cumplió 28 años, por si vive usted en el limbo y no se ha enterado aún. Y, para celebrarlo, su creador, Tim Berners-Lee, publicaba una carta abierta en la que enumera los que son, a su juicio, los tres grandes problemas de la red: la pérdida de control de los propios datos por parte de los usuarios; la desinformación; y la falta de transparencia de las campañas políticas on line. Léala, de principio a fin, porque no tiene desperdicio -hay versión en castellano-.

Lo que le ocurre a internet es que se ha hecho adulta. Atrás han quedado los vientos de libertad propios de la juventud y comienzan los miedos derivados de aquellas locuras. Nos creímos que los contenidos eran gratis y ahora empezamos a vislumbrar el altísimo precio que estamos pagando en términos de pérdida de privacidad, como ya señaló en su momento Stephen Hawking.

Hemos permitido que los gobiernos aprueben leyes que permiten perseguir a tuiteros y lo que es más grave, espiar cada uno de nuestros movimientos. Los seres humanos -en su formato electrónico- son la materia prima que genera los nuevos multimillonarios y alimenta una ciberguerra soterrada.

Es el momento de recuperar lo que es nuestro. De exigir a todas aquellas empresas que atesoran datos nuestros a permitirnos un acceso rápido y cómodo a ellos -exactamente igual que lo tienen ellas-, así como a decidir a cuáles pueden acceder y a cuáles no. De verificar las informaciones por al menos tres fuentes diferentes e independientes para sortear el laberinto de desinformación en el que nos hemos metido en busca de un trozo de queso, como ratas de laboratorio.

¿Quieren un dato de hasta qué punto nos conocen? Google ha retirado el Captcha como forma de comprobar que está hablando con un ser humano en lugar de una máquina. Olvídense de las famosas dos palabrejas que tanto cuesta leer. Por cómo hacemos clic en la casilla del modelo actual -el reCaptcha invisible-, ya saben que somos de carne y hueso.

Berners-Lee se deja en el tintero muchas otras cosas. Por ejemplo, que el criminal por quien el FBI ofrece la mayor recompensa -hasta tres millones de dólares- es un hacker ruso, Evgeniy M. Bogachev; que el ciber crimen es cada vez más peligroso y llega con más facilidad a todos nuestros hogares; que la dependencia del ser humano de la tecnología comienza a ser preocupante, otro de los puntos de Hawking, quien asegura que el desarrollo de la inteligencia artificial puede suponer la desaparición de la raza humana.

La solución parece pasar, en todos los casos, por la transparencia. Algo que no abunda en internet, por cierto, pese a que la mayoría de sus usuarios consideran que sí. Y si no, piensen en lo que les ha sucedido a quienes han intentado cambiarlo: Snowden, Wikileaks...