Tenía una sonrisa contagiosa, cómplice, motivadora. Conocí a Enric Sopena en un congreso veraniego al que asistimos un grupo de estudiantes universitarios malagueños: uno era Jesús Nieto, que trabajaría en El Plural un tiempo, y que ahora camina con éxito por Diario ABC; otros, los hermanos Garzón Espinosa, Alberto y Eduardo, que por entonces comenzaban sus primeros pasos en la Economía. A todos nos saludó muy atento Enric después de su conferencia, que ya, en 2006, versaba sobre la manipulación en el periodismo.
Me acerqué al entonces ya director de El Plural, un nuevo medio que llevaba un año en circulación, y le dije que quería sumarme a aquella aventura. Apuntó mi número y unas semanas después estrené mi firma en el Periódico Digital Progresista, en el que acabé coincidiendo con compañeros y amigos como José María Garrido, Marisu Moreno, Juan Luis Valenzuela, Marcos Paradinas, Sergio Colado... Un nuevo medio que en 2006 aspiraba a que la información sobre política no estuviera solo controlada por la derecha más decantada, la que pedía al Partido Popular de Mariano Rajoy más radicalismo y que apoyara las hipótesis más peregrinas sobre los atentados del 11M.
En El Plural pudimos aprender de Enric y de sus andanzas. De sus comienzos en el Diario Madrid, clausurado por la dictadura, de su cercanía a los gobiernos socialistas de Felipe González y de su compromiso con las reformas sociales que emprendió el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Pese a su afilada posición en las tertulias, siempre dejaba espacio a la chanza ajena, a la ironía, y a la apertura de miras.
Convivimos en aquella sede de José Abascal donde abríamos y cerrábamos un periódico en el que a veces no se ponía el sol. Vivimos la ilusión de aprender a ser periodistas con uno de los mejores maestros. Se hace difícil olvidar el esfuerzo de algunos de aquellos días, y las dificultades, pero también imposible ignorar la felicidad frenética de estar comenzando algo en lo que creíamos.
Pude verlo por última vez poco antes de que tomara conciencia de su enfermedad, en el año 2015. Acertó, por desgracia, en muchas de sus profecías, que lanzaba gracias a su conocimiento histórico. En esta era de noticias falsas y de alaridos digitales, echaremos en falta las respuestas contundentes de Enric Sopena Daganzo. Algunos añoramos hoy esa sonrisa que era al mismo tiempo una llamada a la acción. Hasta pronto, Enric, amigo, y maestro.
Andrés Villena Oliver
Profesor de Economía (UCM) y doctor en Sociología (UMA). Fue redactor jefe de ElPlural.com en los primeros años de vida de este periódico