El vertedero de Nerva amenaza con prolongar su existencia por muchos años más, a pesar de los anuncios de la Junta de Andalucía. La Comisión por el Cierre del Vertedero Ya alerta de que DSM, la empresa que gestiona la instalación repleta de residuos peligrosos a menos de 600 metros del núcleo urbano, está ampliando la instalación.

El vertedero industrial de Nerva es uno de los puntos negros de la política andaluza. Autorizado en tiempos del PSOE de Manuel Chaves, lleva más de un cuarto de siglo atemorizando a los 5.100 vecinos que conviven con una instalación a la que llegan residuos peligrosos de todo el mundo. Tras la polémica descarga de toneladas de basura contaminante en 2022, el presidente Moreno Bonilla anunció un “cierre ordenado” de la instalación. Pero del dicho al hecho hay un trecho…

La Comisión por el Cierre del Vertedero YA revela que DSM ha retomado los trabajos de ampliación del vertedero industrial de Nerva, y eso que, en marzo, la Junta de Andalucía ordenó el cierre temporal de dos vasos de residuos no peligrosos por sobrepasar la cantidad de almacenamiento permitida en un 40%, además de imponer una multa de 1,6 millones de euros.

La empresa respondió anunciando medidas legales para acreditar que viene cumpliendo la legislación. La Consejería de Medio Ambiente anunció una investigación independiente para esclarecer el verdadero estado de los vasos y su contenido. Ahora, sin conocerse los datos de la auditoría, salen a la luz las obras de ampliación en el interior del vertedero.

La empresa está realizando un “recrecido descomunal de los tres vasos de residuos peligrosos”,  dicen desde Ecologistas en Acción. El recrecimiento que DSM quiere hacer está dividido en tres fases, la empresa solo tiene autorización para la primera fase y la tienen por culpa de un fallo administrativo en la denegación de licencia de obras.

Las actuaciones que DSM está haciendo, según informa la Comisión, “podrían suponer prologar el movimiento hasta este vertedero y su entierro en él de residuos tóxicos y peligrosos, a las puertas de nuestras casas, durante otros 25 años más”. Ya en marzo, la Comisión pidió “cautela” ante el expediente sancionador de la Junta, asumiendo que el desmantelamiento podría ir lento y torpedeado por recursos judiciales de la empresa.

4 meses después, el anunciado “cierre ordenado” de la Junta queda en obras de ampliación, “o la Junta incumple su palabra o no informa de la capacidad del vertedero”, advierten desde la Comisión, integrada por la ciudadanía, el propio Ayuntamiento de Nerva (en manos del PP), PSOE, Izquierda Unida, y asociaciones como Salud y Dignidad de Nerva o plataformas Antivertederos y ambientalistas.

La fuerza local es insuficiente

Las inquietantes noticias que llegan del vertedero son el enésimo capítulo de la historia sin fin. La llegada de residuos peligrosos y tóxicos se repite desde 1998, a pesar de las reticencias locales. Representantes de la plataforma Alternativa Ciudadana Nerva Salud y Dignidad explican que el vertedero acumula “los peores residuos no solo de Andalucía, España o Europa, sino que somos el sumidero de medio mundo".

Para los nervenses, el vertedero implica además un agravio que se eterniza. La instalación conllevaba la construcción de una carretera para el transporte de mercancías peligrosas y una dotación presupuestaria adicional para mantenimiento municipal, pero “nada de eso ha llegado”, lamentan desde la plataforma.

Entidades como EeA advierten del peligro ambiental de un vertedero que se caracteriza por su opacidad. La sanción de marzo de la Junta de Andalucía reflotó las dudas sobre la composición de los residuos y su colmatación. Los vecinos reseñan la dificultad de convivir con incendios, humaredas que temen sean tóxicas,  accidentes y vertidos ilegales al Río Tinto.  

Y también, la política local da claras muestras de impotencia. El anterior regidor, el socialista José Antonio Ayala asumía el “error histórico” del PSOE en los 90, al abrir las puertas a una instalación de estas características. El 28M tiñó de azul también al Ayuntamiento de Nerva. El PP alcanzó un acuerdo con la formación XNerva, que emerge precisamente de la humareda política que también causa el vertedero.

XNerva está encabezada por el que fuera portavoz popular del PP en Nerva, José Antonio Lozano. Antes del 28M, Lozano hizo pública su “decepción” por la inacción de la Junta. “Algunos cerrarían los ojos y tirarían hacia delante, pero mi dignidad y conciencia no me lo permiten. Siempre he creído que el futuro de Nerva pasa por el cierre del vertedero”, anunció al abandonar al PP.

Lozano asumió el mando de XNerva y llegó a un acuerdo para formar mayoría con los populares y repartir la alcaldía bianualmente. A día de hoy, está en manos del PP. Ante las noticias que llegan desde el vertedero, el futuro alcalde confiesa a El Plural su “frustración” p0r lo que está pasando. “Si es verdad que desde la Junta quieren cerrar el vertedero lo que toca es intervenir de verdad”, cuenta Lozano. Pero las escavadoras que remueven la tierra del vertedero dicen todo lo contraio.

El Plural no ha obtenido respuesta sobre los nuevos planes del vertedero por parte del nuevo gobierno del PP en el Ayuntamiento de Nerva o de la empresa DSM.

Una actividad de otro siglo

La firma por España del Convenio de Basilea (1989) abría la puerta a la entrada en muestras fronteras de residuos controlados y certificados desde el país de origen, responsable de evitar riesgos para la salud humana y el medio ambiente. Inicialmente, los residuos de Nerva debían de proceder de la propia cuenca minera onubense. Pero, a día de hoy, provienen de países como Montenegro, ajenos a las normativas ambientales comunitarias.

En 2019 o 2022 la entrada de cientos de miles de toneladas provocó la ira popular. Material que incluían restos como asbestos, fibras de amianto, tributilestaño, halógenos, antimonio, berilio, cadmio, plomo selenio, teluro y todo tipo de metales y combustibles pesados, como restos de aceite de motor y diésel.

Aquellas decenas de miles de toneladas procedían de Bijela, Montenegro, una paradisíaca localidad mediterránea que, para erigirse como destino turístico, necesitaba desmontar un viejo astillero. En el desmantelamiento de esa industria obsoleta en Montenegro ya hubo inquietantes precedentes. Los servicios aduaneros ucranianos detectaron que la documentación no respondía a los desechos que se estaban exportando desde Bijela, chatarra a la deriva. La misma empresa y el mismo origen remitieron más de 100 mil toneladas a Nerva entre 2019 y 2022 a un vertedero que, piensen lo que piensen sus vecinos, y a pesar de las promesas de la Junta, sigue funcionando.