Eran las 18:25 del 29 de octubre, día de la fatídica DANA que asoló Valencia, y Carlos Mazón se ponía en contacto con Jordi Mayor, el alcalde de Cullera. El motivo que llevó al president de la Generalitat a realizar esa llamada telefónica cuando todavía se encontraba en El Ventorro es todavía una incógnita a día de hoy, pero el rumor que ha ido cobrando fuerza con el paso del tiempo en los círculos políticos es que la preocupación del ‘popular’ estaba lejos de ser las lluvias torrenciales en un momento que ya se antojaba crítico, sino que ésta tenía más que ver con un “pelotazo urbanístico” conocido sobre el terreno como el ‘Manhattan de Cullera’.

Natxo Serra, de Equo, lanzaba nuevamente la pregunta a Mazón a través de las redes sociales, pero con el mismo éxito de siempre: nulo. ElPlural.com ha ahondado un poco en el macroproyecto bautizado con el nombre de la ciudad estadounidense y por qué se trata de un hecho que terminaría de desmontar la defensa del líder regional mientras la formación conservadora, por activa y pasiva, se niega a dar explicaciones a todo aquel que se las pide.

A la hora mencionada, antes de partir al CECOPI, Mazón llama al regidor de la localidad valenciana. Esto es un hecho consumado, ya que lo confirmó el propio Mayor en Salvados. “No percibí que fuera una llamada de un estado de emergencia. Yo no sé en qué estado estaba (Mazón), pero de emergencia no era”, respondía en La Sexta. Entonces, ¿qué preocupaba tanto al responsable autonómico?.

En el entorno valenciano se comenta que el representante primero del Consell pudo haberse encontrado con promotores interesados en impulsar este proyecto faraónico -algunos van más allá y hablan incluso de “celebración” con ellos-, y de ahí la llamada precisamente a esta persona -Mayor- y precisamente entonces, en la que trasladó que había salido su nombre. Se desconoce en qué conversación se habló del alcalde, pero la casuística queda ahí y la cronología de los acontecimientos, de la mano del oscurantismo de la derecha, conduce a pensar mal.

Además, viene precedido de mil y una mentiras por partes del equipo autonómico del PP, por lo que una más sería, para algunos la estocada definitiva a Mazón; para otros la enésima y que caería en saco roto en caso de confirmarse.

Un proyecto faraónico

Cuando está a punto de cumplirse un año de la DANA, quedan muchísimas incógnitas por resolver. De hecho, la oposición -tanto política como social- teme que algunas de las dudas nunca se resuelvan, pero de entre los pocos detalles que arrojan algo de luz se encuentra, justo, la llamada protagonista de estas líneas.  Pero, ¿qué es el conocido como Manhattan de Cullera?

Obedece a un rimbombante proyecto para construir hoteles a 200 metros de la costa en esta localidad y eliminar de este modo la restricción de 500 metros vigentes que habían mantenido en el tiempo los anteriores gobiernos progresistas. Una medida que estaban revirtiendo PP y Vox mediante votación en las horas previas a esa llamada.

El proyecto, al que Compromís ha presentado alegaciones, se corresponde con la construcción de 33 torres de 25 alturas y dos hoteles de 40 pisos en primera línea de playa, así el levantamiento de un puerto deportivo y de otro pesquero.

El resultado urbanístico, que prevé urbanizar la partida de la Bega, dejaría un total de 5.000 viviendas, de las cuales un 20% de Protección Oficial obligado por Ley, y supondría 90 millones de euros, o lo que es lo mismo, un presupuesto anual completo del Consistorio.

Cabe destacar que el proyecto no es nuevo, sino que encuentra su base en la década de los 2000 y se aprueba en 2015. No obstante, no se puede llevar a cabo entonces debido al estallido de la burbuja inmobiliaria.

En cualquier caso, su futuro es incierto porque la Dirección daba en agosto dos meses al Consistorio para que entregue la documentación que justifique la decisión, de lo contrario no podrá ejecutarse. Esto es porque el Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral (PATIVEL) -en vigor- marcaba el 12 de mayo de 2023 como día límite para el inicio del proyecto. Es decir, lo que piden a la administración local es que demuestre que no es un proyecto caducado.

La versión de Vilaplana ampararía los rumores

La carta que la periodista con la que comió Mazón el 29-O, Maribel Vilaplana,  publicaba tras su reaparición a principios del mes de septiembre aseguraba que el president había recibido “llamadas” que demoraron la salida del restaurante, que “se produjo finalmente entre las 18:30 y las 18:45”.

“En un momento determinado de la comida, el presidente empezó a recibir llamadas que interrumpieron nuestra conversación de manera continuada. Yo seguí en el restaurante, completamente ajena a esas comunicaciones: no pregunté, no participé, ni conocí en ningún momento su contenido, y el presidente tampoco me trasladó ninguna inquietud al respecto. Actué, como siempre he hecho, desde la discreción y el respeto que me caracterizan”, relata el texto.

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