En su última comparecencia en las Cortes el martes pasado, el hasta hoy vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, dijo que notaba el apoyo de la gente en las calles y los barrios, y que era eso lo que le impulsaba a seguir en la “incómoda tarea del ejercicio del poder político”. De hecho, acusó a los medios de comunicación de demonizarle y deshumanizarle, así como de proyectar una imagen distorsionada de su persona. Afortunadamente, dijo, “el común de los mortales no cae en las trampas de los grandes medios de comunicación”.
Y así ha llegado a su rueda de prensa de despedida como vicepresidente del Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco, después de entregar su carta de dimisión al presidente, sonriente, enfrentándose a esos medios contra los que ha embestido a menudo y cargando contra el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y las últimas decisiones de los populares, pero sobre todo, poniendo el acento en la “inmigración ilegal y masiva” que, según dice, amenaza la seguridad y la “convivencia” de Castilla y León y degrada los barrios: “No queremos que Castilla y León se convierta en Francia”, ha dicho, “es un suicidio cultural”, pero “no estamos condenados a la islamización”, ha insistido; “España está a tiempo de salvarse”.
“No es xenofobia ni racismo, es humanidad”
García-Gallardo distingue entre Ucrania, donde hay una guerra, y Marruecos, que es “cualitativamente distinto”, dice. No se trata de 23 niños, sino de “cortar de raíz el ‘efecto llamada’, de “cortar el grifo a las organizaciones que colaboran” con las llegadas de inmigrantes, del “futuro de nuestros hijos”, de “proteger la convivencia de las futuras generaciones y la seguridad de los españoles”.
No es xenofobia ni racismo, asegura, “es humanidad”: humanidad es, dice Gallardo, devolver a esos niños con sus familias, sanos y salvos; en caso de que lo fueran, porque Vox pone en duda que los menores acompañados origen de la decisión de romper gobiernos sean niños, sino “varones en edad militar” o que quienes huyen de situaciones de extrema pobreza puedan tener la condición de refugiados. “¿Dónde están las niñas, los ancianos”, se pregunta.
“Nuestra política no está inspirada por la xenofobia ni el racismo, sino por la humanidad, y también humanidad con los españoles que sufren las consecuencias de la inmigración ilegal masiva, que las están padeciendo” y esto, dice, es difícil apreciarlo desde los barrios acomodados en los que “algunos viven... o vivimos”.
“Hasta aquí hemos llegado”
Ahondando en su discurso sobre esa supuesta invasión de la que Vox hace bandera, pero sin olvidar la primera crisis de gobierno con el Partido Popular, que también considera un incumplimiento del pacto —el famoso protocolo antiaborto que el PP derribó— Gallardo ha afirmado que este nuevo incumplimiento, a su juicio, el del punto 32 del acuerdo firmado con Mañueco, ha sido “la gota que ha colmado el vaso”.
Anuncia, por tanto, una oposición “con responsabilidad y altura de miras”, pero revisando una a una cada cuestión. “Haremos camino al andar”, ha subrayado, porque hasta ahora, en su opinión “la generosidad y la lealtad han sido infinitas”, renunciando a muchas cosas, pero “hasta aquí hemos llegado”, le lanza a Mañueco.
Posibles tránsfugas en la ruptura del pacto con el PP
Pero ¿cuál fue el acuerdo que se adoptó ayer en el Comité Ejecutivo Nacional? ¿Dimitirán con usted los tres consejeros de Vox en el Gobierno de Castilla y León? ¿Qué pasa con los ayuntamientos? ¿Y con el presidente de las Cortes, Carlos Pollán?
Gallardo comenzó su comparecencia anunciando que comparecía y dimitía en solitario, en primera persona, y que sólo podía hablar por sí mismo, si bien ha pedido a los consejeros que forman parte del Gobierno de Castilla y León, todos nombrados por Vox, aunque uno de ellos independiente, que mostraran “responsabilidad” y “valores”.
El exvicepresidente ha afirmado que habló con dos de ellos, Mariano Veganzones (consejero de Industria y Empleo) y Gerardo Dueñas (Agricultura y Ganadería) antes de la reunión del Comité, y ambos le dijeron que “igual que llegamos juntos, nos iremos juntos”, si bien, el de Cultura, Gonzalo Santonja, el independiente, no le había dejado clara su decisión.
“Cuando se habló de la dimisión de los cargos políticos, eso incluye a los consejeros, y mi deseo es que dimitan, pero es una decisión personal para la que les pido responsabilidad y valores”, ha dicho.
Sobre el presidente de las Cortes, Carlos Pollán, a quien el pacto PP-Vox encumbró al puesto, Gallardo asegura que la decisión del Comité no le afecta, puesto que “los parlamentos no toman decisiones de gobierno”.
El acuerdo excluye, también, ha señalado, a los gobiernos municipales, aunque “es evidente que el combate contra la inmigración ilegal y masiva tendrán que tenerlo en cuenta esos gobiernos”.