Hace 27 años y medio Galicia tembló. Con epicentro en la localidad lucense de Triascastela, el 22 de mayo de 1997 la tierra se movió, debido al seísmo de 5.1 grados en la escala de Richter. Según los expertos, fue el mayor de la historia de la comunidad.

Se sintió en diferentes puntos de la región, como en Pontevedra capital y otras ciudades. La sensación de vulnerabilidad de quienes lo vivieron en primera persona ha permanecido a lo largo de estas casi tres décadas. Aquella noche, cuando tuvo lugar el fenómeno, la gente en los puntos donde más se notó, no dudó en salir a las calles con miedo e incertidumbre. Las réplicas se repitieron al día siguiente, pero el temblor primigenio no se olvida.

Ahora, la Xunta, en el Consello celebrado ayer, ha acordado la actualización del Plan Especial de Protección Civil ante el riesgo de terremotos en Galicia, que hoy mismo recoge el Diario Oficial de la comunidad.

El Plan, que permanecía disponible en la web de la Consellería de Presidencia y que ahora se renueva recoge un análisis de riesgo sísmico y de la vulnerabilidad en edificaciones. Este 'Sismigal' actualizado recoge una “recomendación” dirigida específicamente a 6 de los 313 municipios de la región en la que se habla de la elaboración de un plan de actuación concreto en clave local y de carácter preventido, ante la posibilidad de un seísmo.

La primera aclaración que señala el plan es que son recomendaciones, puesto que ningún concello está “obligado” a preparar ese documento.

Sin embargo, a pesar de ello, sí cita la existencia de una "vulnerabilidad alta" que se produciría en caso de un hipotético temblor. En este caso cita cuatro ayuntamientos de Lugo -Negueira de Muñiz, Ourol, Muras y Ribeira de Piquín- y dos de Ourense -Chandrexa de Queixa y Parada de Sil-. Estas son las seis localidades a las que se les "recomienda" preparar su propio plan municipal de acción.

En términos generales, siguiendo la información del Instituto Geográfico Nacional, Galicia es un área de riesgo sísmico moderado en el conjunto de la Península Ibérica.

Otros factores que también inciden

En la actualidad, el intervalo de riesgo más alto que se certifica en el 'Sismigal' en lo que respecta a intensidad es VI-VII en la escala macrosísmica europea (que oscilaría entre un daño ligero y moderado en inmuebles), y teniendo en cuenta que un episodio de destrucción total sería el extremo de esa escala situado en XII, es decir, lejos de lo que la actualización del Plan gallego fija para la región.

Cabe explicar que en esos límites de riesgo que se atribuyen a Galicia (VI-VII), en ese nivel establecido por el 'Sismigal' se sitúan hasta 190 municipios. ¿De dónde se toma entonces que solo se 'recomiende' documento preventivo específico a seis?

La respuesta es sencilla y tiene que ver con los parámetros que van más allá del riesgo sísmico en sentido estricto. En este sentido, se considera que los peligros se pueden ver agravados por la calidad de los inmuebles en las áreas de mayor riesgo o en un territorio rural con un inventario envejecido de viviendas.

En el seísmo de mayo de 1997, aunque no provocó riesgos materiales destacados, sí dejó una víctima mortal, un hombre de 40 años que sufrió un infarto cuando ya e encontraba en un descampado al que había acudido con otros vecinos huyendo. Sucedió en Sarria (Lugo).

Precisamente, Manuel Fraga que presidía entonces la Xunta de Galicia, anunció que iba a preparar "un documentiño claro y preciso" con las instrucciones a los ciudadanos "más prudentes" para "evitar nerviosismo en casos como los que se pudieran repetir".

Hoy, 27 años después, en la región todavía se recuerda la sensación provocada por ese terremoto que, durante unas horas, causó cierto caos en la región.