Artur Mas ha gastado todos los cartuchos con tal de ser investido president. Tras el último intento, que no es otro que volver a presentar una oferta de pacto social a las CUP con él de candidato, se le ha acabado la munición. Aunque Mas no quiere reconocerlo, Raül Romeva y Oriol Junqueras, este último con una pésima relación personal con Mas desde hace meses, tienen decidida la suerte del político catalán.

La dimisión de Junqueras, el detonante
La CUP ya lo ha dicho de todas las maneras posibles. Salvo sorpresa o tamayazo de última hora, la asamblea que la formación radical ha de celebrar este próximo domingo volverá a rechazar el nombre de Mas como candidato a la Presidencia. Si esto sucediese, según algunos diputados de Junts pel Sí pertenecientes a Esquerra, la alternativa estaría ya preparada.

Se trataría de apartar a Mas, de evitar el riesgo de convocar unas nuevas elecciones que podrían aupar a Podemos, con Ada Colau al frente, en el parlamento catalán y que conformarían un escenario político en Cataluña distinto del actual. Ni Esquerra ni las CUP desean que los aliados de Pablo Iglesias tengan un mayor peso en la cámara catalana. Así las cosas, con Convergencia en proceso de desmantelamiento para crear un nuevo partido que no tenga los vínculos judiciales con los casos de presunta corrupción, la situación está de la siguiente manera.

Oriol Junqueras ha presentado su dimisión irrevocable como alcalde de Sant Vicenç dels Horts, cargo que compatibilizaba con su escaño en el parlamento catalán. Según sus propias palabras, lo hace “para concentrarse mucho más en las tareas y los retos que plantea Cataluña en la hora presente”. Eso ha disparado la rumorología y han empezado a barajarse numerosas hipótesis.

Lo más probable, según nos cuentan, es lo siguientes Mas no sabía nada acerca de esta decisión que ha tomado su socio y le ha pillado totalmente por sorpresa, Romeva estaba perfectamente al tanto de la misma, pues Junqueras se lo habría comunicado la misma noche de las generales, las CUP también lo habrían sabido por el propio Junqueras, al que aceptarían como sustituto de Mas y votarían como president.

Caso de confirmarse, ¿por qué el president provisional debería aceptar este trágala?

Las razones de una retirada
Según las fuentes que nos informan, CUP y Esquerra ofrecerían a Mas un cargo hecho a su medida, de gran importancia institucional y repercusión mediática, pero sin poder político alguno. El abanico de posibilidades va desde el de ser un embajador volante de la futura República Catalana a ocupar un lugar de asesor del nuevo president.

Junto a esto, que a buen seguro a Mas le parecería poco, el nuevo gobierno catalán se ofrecería para apoyar a Mas en todos los procesos que tenga abiertos, sean del tipo que sean, convirtiéndolos en ataques políticos a la figura del president que puso las urnas y presentándolos ante la opinión pública como juicios políticos instados por un estado español hostil hacia la independencia. Es decir, cobertura mediática, política e incluso jurídica al cien por cien.

Además, nos comenta un empresario que habría sido sondeado, desde el gobierno catalán se iniciarían discretas gestiones de cara al futuro financiamiento del nuevo partido político de Mas. Un partido que no tiene, por ahora, más empresarios que pongan dinero que los dos o tres incondicionales convergentes, como la todopoderosa familia Carulla. Siempre según nos informan, “al partido de Mas, no le faltaría ni dinero ni apoyos, pero tiene que entender que, para que eso salga bien, ha de irse”.

Ignoramos, a tenor de los off the record que nos han llegado, qué piensa Mas de todo esto. Lo que sí está claro es que la asamblea de las CUP es el punto clave de todo este enredo, que dura ya cinco años y que se ha llevado por delante todo lo que tan sólido parecía en la política catalana.

Por llevarse, puede que incluso se lleve al propio Mas. Sic transit Gloria Mundi.