La revolución de las sonrisas. Así han autodefinido los propios nacionalistas el procés, un movimiento que, como todo, tiene sus alcantarillas y algunos comportamientos que no deberían aflorar en ningún tipo de protesta. Algunos miembros del independentismo catalán prefieren tomarse la justicia por su mano e imponer su propio pensamiento sobre el de los demás y para ello no dudan  en insultar, amenazar o incluso atacar residencias privadas.

Ya le ocurrió, por ejemplo, a Miquel Iceta, el primer secretario de los socialistas catalanes. El 16 de octubre de 2017, criticó la decisión de la juez Carmen Lamela de enviar a prisión a los líderes de la ANC y Òmnium. "La decisión de la juez nos parece desproporcionada y ya criticamos que se acusara de sedición a Sànchez y a Cuixart", lamentaba en su perfil de Twitter.

Las respuestas, pese a rimar con el discurso independentista sobre el encarcelamiento de los políticos catalanes, no fueron precisamente amistosas. "Hijo de puta", traidor", "miserable", "sinvergüenza" o "botifler" son algunos de los calificativos que recibió el líder de los socialistas en Cataluña. Pero este modus operandi no es nuevo y los insultos de una parte del independentismo hacia quienes no piensan como ellos, se perpetúan en el tiempo, hacia diferentes políticos e, incluso, celebridades. Le ocurrió al mismísimo Joan Manuel Serratque luchó con todas sus armas contra el franquismo en una época más que compleja y al que acusaron de fascista. 

Sant Jordi entre insultos

Sant Jorid es la fiesta de la cultura y de la fraternidad por antonomasia en Cataluña. Un libro y una rosa, así lo marca la tradición. Sin embargo, este año, en lugar de estos regalos, algunos han obsequiado insultos por doquier en pleno festejo. Xavier García Albiol, en plena calle de la Ciudad Condal fue acosado por un grupo de personas que le dedicaban epítetos similares a los que en su día recibió Miquel Iceta.

Pero no fue el único que sufrió acoso por parte de un reducto del nacionalismo catalán. Inés Arrimadas también tuvo que soportar insultos mientras paseaba por las calles de Barcelona en ese día tan señalado. A la líder de Ciudadanos en Cataluña la tacharon de "subnormal" y "fascista" y le instaron a que se fuera de Cataluña. La sede de la formación naranja en Hospitalet de Llobregat amaneció cubierta de heces .

Tampoco se han librado de la ira los domicilios particulares de los políticos y de rostros conocidos de distintos ámbitos que se manifiestan contra la independencia de Cataluña. Le ocurrió al periodista deportivo Tomás Guasch, que encontró una pintada en su casa con el siguiente mensaje: "Pallasso de Tabarnia".

Los ataques no parecen cesar. Más bien se intensifican. La facción juvenil de la CUP, Arran, ha llevado a cabo muchas de estas acciones intolerantes. La última tuvo lugar en la residencia de Girona del juez Llarena, en la que amenazaban al magistrado asegurando que "los países catalanes serán vuestro infierno".