Ciertamente, los dos debates se han ido superponiendo en estos últimos años, pero la batalla final se ha hecho con las armas que han escogido los nacionalistas catalanes que han sabido equiparar a los defensores de la fiesta con los españolistas. El PP, encantado, con esta dicotomía se ha erigido en defensor de los toros junto a Ciutadans, mientras que el PSC se dejó comer el terreno y al intentar huir del debate se quemó hasta las cejas, criticado por unos y por otros. Para evitar un choque de trenes, los nacionalistas catalanes no han dudado en vestirse de animalistas. Y de utilizarlos para sus intereses. Se acabaron las corridas pero no la tortura animal en Catalunya. No vaya a ser que los nacionalistas pierdan un solo voto.

Correbous y bous embolats
El punto culminante del conflicto se produce en la votación en el Parlament de Catalunya. Los taurinos pierden porque tienen el apoyo del PP, Ciutadans y la mayoría de los socialistas, excepto siete votos. Aunque estos siete hubieran votado en defensa de las corridas, la votación también se hubiera perdido porque CiU, excepto dos diputados, ERC i Iniciativa per Catalunya votaron en bloque contra la “fiesta nacional”. Para culminar su ataque contra una fiesta que los nacionalistas catalanes consideran española, este bloque, unido, vota a favor de mantener la tortura animal en los “correbous” o els “bous embolats” porque estas fiestas tienen amplia aceptación en el territorio, arraigo en la ciudadanía y son parte, importante, del voto nacionalista. O sea, punto y final para las corridas españolas pero beneplácito para las torturas catalanas. Como decía Pilar Rahola debe ser más llevadero el insulto en catalán y los trompazos en catalán.

Activistas de la organización de defensa de los derechos de los animales se concentran junto a la Monumental de Barcelona para dar su adiós a la tauromaquia en Cataluña. EFE



Los socialistas catalanes
Mientras los socialistas catalanes intentan salirse del debate, con escaso éxito hay que decir, los populares utilizan las corridas de toros para excitar a su electorado. Lo hicieron antes de las elecciones municipales y lo vuelven a hacer ante las generales. La pasada semana, Alicia Sánchez Camacho lanzó un órdago al gobierno de Mas. O se aplica una moratoria o los populares no darán apoyo a los presupuestos de 2012. El gobierno catalán ha hecho caso omiso a la bravuconada popular porque no tiene recorrido. Primero, porque una vez pasadas las elecciones generales el conflicto de las corridas de toros dormirá el sueño de los justos, junto a la inmersión lingüística, el Estatut o incluso la financiación. Segundo, porque el gobierno de CiU una vez descabezada la dirección de ERC que dio la espalda a CiU a favor de un acuerdo de izquierdas y aupada una dirección mucho más domesticada y partidaria del frente nacionalista, los votos de los populares pierden parte de su peso específico. O sea, que el PP puede que no sea el único socio de CiU. Pero, para eso habrá que esperar.

CiU
De momento, CiU regatea en corto a Sánchez Camacho pero quiere saber si sus votos en Madrid serán decisivos para Rajoy. Sin embargo, la dirigente popular –que ha asistido a la corrida- ha desempolvado otro elemento: el pago de la indemnización al propietario de la plaza. Algunas fuentes jurídicas hablan de 400 o 500 millones de euros. El gobierno de CiU descalifica estas cifras y afirma que como mucho se estará hablando de un millón. Sin embargo, esto no ha sido óbice para que Sánchez Camacho haya hecho un coctel entre los recortes en sanidad y educación y la supuesta indemnización a pagar.

Sentimientos a flor de piel
Ante la Monumental hoy los sentimientos estaban a flor de piel. Los animalistas brindaban con cava y llamaban “asesinos” a los taurinos en una histriónica comparación de los derechos humanos con los derechos de los animales. Los taurinos se desgañitaban defendiendo la libertad. Los más pragmáticos ya comentaban futuras excursiones a Zaragoza, Valencia, Madrid o Nimes, en el sur de Francia, lugar en el que se refugiarán muchos de los jóvenes catalanes que no podrán cumplir con sus aspiraciones más íntimas.

Una tradición que empezó en 1387
Hoy se ha dado un último adiós a una tradición que empezó en 1387 con una corrida en honor del rey Juan I. Adiós a Pedro Aixelà, José Rovirosa, Eugenio Ventoldrà, Gil Tovar, Ramón Arasa, Marcos Sánchez Mejías, Alfonso Casado, Finito de Córdoba y tantos toreros catalanes. Y también adiós a Serafín Marín, el último torero catalán que mató al último toro en La Monumental de Barcelona. Son cosas de la política y los cuernos.