El president de la Generalitat en funciones, Artur Mas, junto a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. EFE



Con las CUP, no ha podido. A lo largo de las crónicas que llevo escritas en ELPLURAL.COM, he insistido en dos puntos. El primero es que Artur Mas no tiene ningún otro proyecto que no sea el de su propia salvación política y jurídica. El segundo es que, tanto Oriol Junqueres y Raül Romeva, mantienen un pacto “secreto” para sacarse a Mas de encima y formar un gobierno con el apoyo de las CUP y Catalunya sí que és Pot.

Los hechos han confirmado ambo. Mas, que decía ir en la lista de Junts pel Sí de número cuatro porque no quería ser un estorbo, que mintió al asegurar que lo importante era el proceso y juraba que éste no era un debate de nombres, ha tenido que destapar su juego.

Las CUP, criticables por sus postulados ideológicos, han sido la horma del zapato de Mas. Lo ha intentado todo para ganarse su apoyo. No ha tenido ningún escrúpulo en postrarse de rodillas ante los que son su polo opuesto ideológicamente. A espaldas de su propio partido, ha firmado una declaración de intenciones que sitúa al parlamento catalán y a la propia Generalitat en el filo de la navaja. Y todo con una sola condición: que él sea investido president nuevamente.

Mas ha sacrificado un modelo de convivencia para salvar su propio trasero. La fractura social que existe en Cataluña va a tardar en soldarse. Ya no son los políticos los que se pelean. Son las familias, los amigos, los compañeros de trabajo. Mucha gente prefiere no hablar para no generar discusiones. Al observador le recuerda las tristes épocas del franquismo, en la que nuestros padres nos aconsejaban no meternos en política, no opinar, no decir en público lo que pensábamos.

Todo éste drama social, político, económico – recordemos que Mas ha dejado a la Generalitat endeudada hasta límites insospechados, sin crédito en ninguna institución que no sea la del mismo estado al que tanto denuesta – y democrático no se ha sustentado más que en su propia supervivencia, su deseo de encubrir la trama de corrupción más formidable de la historia europea contemporánea, su egolatría y su inmensa capacidad para elegir a los más torpes, a los más nefastos e ignaros para ser sus colaboradores.

Creía que las CUP iban a ser los tontos útiles en su estrategia de vender humo. Pero la criada le ha salido respondona.

¿Qué proponen las CUP?
Básicamente, el partido de Antonio Baños, ha seguido manteniendo lo mismo desde el minuto cero. Vistos los resultados electorales, han renunciado a proclamar unilateralmente la independencia, la DUI, pero quieren ir creando todos los mecanismos para poder hacerlo. A la vez, han negado por activa y por pasiva que Mas sea el próximo president de la Generalitat. A pesar de el martilleo de los medios afines a CDC, las CUP han aguantado la presión. A día de hoy, siguen en sus trece. No a Mas y propuesta de un candidato alternativo, que todas las fuentes indican que podría ser la actual vicepresidenta del ejecutivo catalán provisional, la convergente y ugetista Neus Munté, tal y como se avanzó en éste mismo medio. Las dos poderosas vicepresidencias económicas y sociales recaerían en primer lugar para Oriol Junqueras, quedando la segunda para alguien de las CUP.

Ya puede decir Francesc Homs misa, hay lo que hay. La tesis convergente de que, o Mas o elecciones en marzo, no causa el más mínimo temblor entre los cupaires. No en vano han dicho, por activa y por pasiva, que aquí la formación mayoritaria es la de Mas y que la responsabilidad es suya y solo suya.

Hay que vivir en Cataluña y sufrir los medios de comunicación adictos al régimen para comprender hasta qué punto se está criminalizando a las CUP y al resto de formaciones críticas con CDC por no apoyar a Mas. Se ha pasado de la adulación más extrema al insulto grosero. Una táctica convergente muy vieja. Solo había que ver no hace muchos días a Pilar Rahola, hagiógrafa de Mas y omnipresente en el panorama mediático catalán, defender al president en funciones, llegando a extremos de paroxismo, cuando Josep Cuni entrevistó en su programa de 8TV, cadena de televisión propiedad del Grupo Godó, al socialista Miquel Iceta y Rahola no le dejó hablar.

Es un final apropiado para el líder del partido que tiene a dos tesoreros, su presidente fundador, el hijo de éste y a varios altos cargos en los juzgados.

Gritos y barullo. No sea caso que las masas se percaten de cómo les han estado tomando el pelo todos éstos años.