El presidente del PP en Castilla-La Mancha, Paco Núñez, ha vuelto a apoyarse en comparaciones imprecisas y lecturas sesgadas para intentar deslucir los mejores datos de empleo que la región ha registrado en casi dos décadas. Mientras noviembre ha dejado en la comunidad 117.792 personas en paro, la cifra más baja para este mes desde 2007, y un descenso interanual del 8,28%, el líder popular ha asegurado que otras comunidades “están creando empleo a mayor ritmo”. Sin embargo, las cifras oficiales desmontan por completo su discurso. Castilla-La Mancha es la tercera comunidad donde más cae el desempleo en términos anuales, por delante de territorios que Núñez pone como ejemplo, como Madrid de Ayuso (-3,89%) o Andalucía de Moreno Bonilla (-7,89%).
Según los datos del Ministerio de Trabajo, solo Extremadura y Galicia mejoran el comportamiento interanual de Castilla-La Mancha. El PP no solo oculta este dato, sino que invierte por completo la lectura, insinuando que el mercado laboral castellano-manchego evoluciona por detrás del de las comunidades gobernadas por su partido. La realidad estadística es exactamente la contraria, lo que convierte la argumentación de Núñez en un intento evidente de confundir a la ciudadanía y desviar la atención del sólido avance laboral que está registrando la región.
Noviembre ha cerrado con 349 parados menos en comparación con octubre y con un crecimiento de 3.205 afiliados a la Seguridad Social, lo que sitúa el total en 807.286 cotizantes, el mejor dato de empleo de un mes de noviembre en la historia de Castilla-La Mancha. Es también el segundo mejor dato absoluto de afiliación de toda la serie histórica, solo superado por julio de este mismo año. En términos anuales, la comunidad cuenta con 22.074 afiliados más, un incremento del 2,81% que la coloca entre las regiones con mejor comportamiento del país.
Núñez ignora los buenos datos de empleo en Castilla-La Mancha
En su visita a una empresa de Tarancón, Núñez ha preferido ignorar estos datos para afirmar que al presidente regional, Emiliano García-Page, “le importa más su futuro político” que el empleo. El argumento contrasta con el hecho de que Castilla-La Mancha es hoy una de las regiones que más rápido reduce el paro y que ha conseguido estabilizar su mercado laboral incluso ante episodios adversos como el ERE de Mahle en Cuenca, donde pese al impacto en términos de desempleo, la afiliación ha vuelto a crecer.
Núñez también ha reivindicado la necesidad de “mejorar la fiscalidad, reducir burocracia y facilitar la innovación urbanística”, recuperando la receta que el PP ya aplicó durante la etapa de María Dolores de Cospedal, coincidiendo con los peores años de destrucción de empleo en la historia regional. Entre 2012 y 2013, Castilla-La Mancha batió récords de parados mientras se imponían recortes que afectaron tanto al tejido productivo como a las políticas activas de empleo. Frente a aquello, el escenario actual muestra una comunidad que ha reducido el desempleo de manera muy significativa desde 2015 y que encadena récords de afiliación.
El comportamiento laboral del último año refuerza el contraste. Castilla-La Mancha baja el paro más del doble que Madrid y supera la evolución de Andalucía, comunidades que el PP utiliza habitualmente como referente de su modelo económico. Pese a ello, Núñez ha preferido construir un relato ajeno a los datos oficiales, proyectando una imagen negativa del empleo que no se corresponde con la realidad estadística.