El presidente del Partido Popular de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, ha vuelto a escurrir el bulto en la defensa del río Tajo, recurriendo una vez más al Pacto Regional del Agua como parapeto político para no enfrentarse abiertamente a los intereses de Feijóo, Mazón y López Miras. Pero lo cierto es que, pese a presumir de coherencia, Núñez ya vulneró ese mismo pacto al firmar hace apenas unas semanas la Declaración de Murcia, un documento promovido por los gobiernos autonómicos del PP en Valencia, Murcia y Andalucía que reclamaba mantener e incluso ampliar el trasvase Tajo-Segura.

Aquel gesto fue, en la práctica, una rendición política ante el bloque levantino del Partido Popular, que antepone sus intereses agrícolas y electorales a los derechos hídricos de Castilla-La Mancha. Con su firma, Núñez rompió el consenso que tanto reivindica y se alineó con quienes llevan décadas drenando los embalses de cabecera, pasando por alto el principio básico del Pacto Regional que prioriza la cuenca cedente hasta que estén cubiertas sus necesidades.

Pese a ese precedente, el líder del PP castellano-manchego ha vuelto este martes a insistir en que “no se moverá ni una coma” del Pacto Regional del Agua, proclamando su “firme compromiso” con Castilla-La Mancha. Una postura difícil de creer cuando, al mismo tiempo, evita condenar los ataques de Mazón, López Miras y Moreno Bonilla contra las nuevas reglas de explotación del trasvase, avaladas por el Tribunal Supremo y destinadas a proteger los caudales ecológicos del Tajo.

Las culpas, siempre para Page

Mientras sus compañeros de partido en el Levante exigen “parar” esas normas y mantener el trasvase en niveles insostenibles, Núñez guarda silencio y vuelve a repartir culpas hacia el Gobierno de García-Page, acusándolo de no cumplir el pacto que él mismo ha dinamitado con sus actos.

Su insistencia en que solo un Gobierno del PP en España permitirá un “Pacto Nacional del Agua” revela, además, que la defensa del Tajo no forma parte de su prioridad política, sino de su obediencia a Génova. Núñez parece más preocupado por no contrariar a Feijóo y a los barones levantinos que por exigir un modelo de gestión que garantice agua suficiente para el desarrollo de la región que dice representar.

El resultado es un discurso hueco y contradictorio: quien firma una declaración en Murcia que blinda el trasvase al Segura no puede presumir de ser el adalid del Pacto Regional por el Agua. Quien calla ante los ataques al Tajo de sus compañeros del PP no defiende Castilla-La Mancha, sino su propia sumisión política. Y quien convierte la palabra “pacto” en excusa, demuestra que ha renunciado hace tiempo a plantar cara al expolio que sufre la región.

En definitiva, Paco Núñez ha vuelto a demostrar que su lealtad no está con Castilla-La Mancha, sino con el PP del Levante. Sus palabras sobre la defensa del agua son maquillaje político, mientras los embalses de cabecera siguen vaciándose y sus aliados territoriales celebran la continuidad de un modelo injusto y agotado.