Este miércoles se cumple un año desde que PP y Ciudadanos rubricaran un pacto de Gobierno para que Isabel Díaz Ayuso se convirtiera en presidenta de la Comunidad de Madrid. La investidura tardó algo más, sellándose en pactos alcanzados sobre la bocina y fuera de cámaras con encuentros con una Rocío Monasterio que exigía que sendas fuerzas firmaran sus demandas antes de sumar los doce votos de la extrema derecha en la Asamblea de Madrid a la aritmética pretendida por populares y naranjas.

Pese a perder las elecciones, desde el primer momento quedó claro que Isabel Díaz Ayuso tenía en su mano sumar los apoyos necesarios para retener su gran feudo. La Comunidad de Madrid, gobernada durante 25 años de forma ininterrumpida por el PP, salvó a un Pablo Casado duramente criticado por ciertos barones de Génova tras su estrepitosa caída a nivel general el 28 de abril. Un mes después, tanto Ayuso como Almeida le lanzaron un salvavidas y lo auparon a la terraza de la sede popular para celebrar su hoja de ruta frente a los que permanecían dubitativos por la vuelta a las bases más conservadoras de la formación.

Casado y Ayuso, nacidos de la misma escuela política, respiraron aliviados gracias a Ciudadanos. En aquel momento, Albert Rivera lo apostaba todo al azul. Una estrategia de derechización que, como a su homólogo, le valdría un revés electoral totalmente insalvable. Sin embargo, ya desde el principio, Ciudadanos puso como condición no pactar con Vox. Lo hicieron, como tantas otras cosas que dijeron que no harían. Dieron todos los bandazos necesarios para esconderlo, pero lo hicieron. Sin embargo, la mayoría parlamentaria necesaria para tramitar leyes (que deben votar de forma ecuánime las tres derechas por el cerrajón de Ayuso a sentarse con el PSOE de Gabilondo) quedó resquebrajada desde que el Gobierno regional empezó su andadura.

Incapaces de proporcionar medidas a nivel autonómico, el Ejecutivo madrileño ha protagonizado enfrentamientos públicos desde su fundación. Ayuso inició su estancia en presidencia con la sombra de Avalmadrid y la evidencia de que Ciudadanos se desmarcaba de su defensa. Para colmo, los naranjas ponían al frente de una de sus consejerías al ‘fugado’ Ángel Garrido. Nada que no se solucionase armando un equipo de confianza, liderado y pilotado por el jefe de Gabinete de la presidenta, Miguel Ángel Rodríguez.

Como bien ha reconocido el vicepresidente regional y líder de Ciudadanos en Madrid, Ignacio Aguado, en un vídeo promocional, la pandemia llegó para romper cualquier plan de Gobierno a largo plazo y obligar a la administración a responder de forma rápida y cohesionada. Ni una ni la otra. El material sanitario tardó en llegar, muchas residencias siguen sin medicalizar, no hay presupuestos que den estabilidad al proyecto madrileño ni visos de que la relación entre Ciudadanos y Vox sea más placentera a lo largo de la legislatura facilitando así la labor de Ayuso. Sí que ha habido, en cambio, dimisiones. Y ceses. E incluso cambios de competencias que escuecen, como la de retirar la gestión de las residencias a Alberto Reyero para otorgar plenos poderes a la mano derecha de la presidenta, Enrique Ruiz Escudero.

En el centro, una gestión protagonizada por las críticas al Gobierno para tapar las dudas propias. Los aviones de material sanitario retenidos en aduanas que condenó Ayuso, las dificultades de un “mercado persa” e inestable, los contratos a Room Mate que se borraban del portal de contrataciones a altas horas, los apartamentos de lujo a precio de saldo, las contrataciones millonarias para levantar macroproyectos mientras los sanitarios se sienten desprotegidos… un sinfín de motivos por los que la oposición sentencia que este ha sido “un año marcado por los problemas de convivencia y la influencia de Vox”.

Estas declaraciones, realizadas por el líder de la oposición, Ángel Gabilondo, se suman a una reflexión profunda sobre la incapacidad del Gobierno de la Comunidad de Madrid para fijar un rumbo de actuación: “Esta carencia de proyecto provoca que solo vivamos para persistir en un mismo modelo. Además, este Gobierno adolece de participación, de formas de incorporar a quienes piensan de otro modo. Solo gobiernan con sus afines, no solo en el ámbito parlamentario sino también socialmente”, ha manifestado el dirigente socialista.

“Vivimos en una Comunidad con grandes desigualdades, donde la diferencia entre el 20% que más tiene y el 20% que menos tiene se incrementa y donde hay vulnerabilidad e incluso pobreza. Y, sin embargo, no se abordan en radicalidad los problemas decisivos, con una visión de la economía autocomplaciente”, ha proseguido, condenando que el Gobierno madrileño se encuentra “sin un horizonte” claro. “El Gobierno vive simplemente del personalismo de la presidenta, centrando toda la actividad política en su propia figura, lo cual nos parece un grave error. Esta orientación conservadora, tanto en la persistencia del modelo, como en la ausencia de proyectos, de presupuestos y leyes nos lleva a señalar que, sólo gobernando con los afines, el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha hecho una política inadecuada”, ha sentenciado.

Un símil más deportivo ha sido el realizado por el portavoz de Más Madrid, Pablo Gómez Perpinyà: “Más que un consejo de Gobierno ha parecido un cuadrilátero de boxeo y a la señora Ayuso le viene como agua de mayo el mes de agosto para provocar esa crisis de gobierno que necesita para reducir las hostilidades”.

Por su parte, Rocío Monasterio, tercer actor de la inestabilidad regional, ha remarcado que Vox “prefiere estar en la calle” que “celebrando un cóctel de este año”: "Más que celebrar ahora tenemos que estar en trabajar. Este Gobierno primero se tiene que dedicar a poner a trabajar todos a uno a los socios de Gobierno y ya tendremos tiempo de celebrar al final de legislatura si estamos orgullosos", ha zanjado la portavoz de Vox.

365 días de Gobierno en los que incluso se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de una moción de censura. El PP, prevenido, jugó la carta de convocar elecciones anticipadas para desestabilizar a su socio en el poder. A la espera de saber cuánto dura la legislatura, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso es promocionado por un PP que se debate entre la moderación de Feijóo y el sello inequívoco del 'aguirrismo' en Madrid.