El mensaje retuiteado esta mañana por el grupo parlamentario de Vox Andalucía expone con contundencia su posición sobre la Toma de Granada, celebración anual de la conquista marcada por la polémica: “No queremos, ni debemos olvidar, que hoy hace 528 años los Reyes Católicos consumaban la reconquista de España. Aún permanece el orgullo imborrable por una gesta de siete siglos. Y la determinación de no someternos al islam”.

Como se sabe, el Día de la Toma conmemora la conquista en 1492 del Reino de Granada, con la que se clausuraba la presencia musulmana en la península, aunque su expulsión definitiva no llegaría hasta comienzos del siglo XVII.

Más allá de la voluntad de los extremismos políticos de verse las caras en Granada en un día como este, lo más llamativo de la celebración tal vez sea el fuerte tufo a nacionalcatolicismo franquista que desprende el programa oficial, como si la aconfesionalidad del Estado proclamada por la Constitución de 1978 nunca hubiera tenido lugar.

Rito preconstitucional

En efecto, un teniente general –este año Jerónimo de Gregorio– es recibido por la primera autoridad democrática de la ciudad, tras lo cual ambos pasan revista a una formación militar para, inmediatamente después, dirigirse a la Catedral de Granada, donde son recibidos por el arzobispo; allí, el teniente general toma solemnemente en sus manos la espada del rey Fernando de Aragón.

A continuación, la primera autoridad religiosa de la ciudad oficia una misa en que la están presentes en un lugar preeminente las autoridades civiles y militares, que más tarde se dirigen a la Capilla Real, donde yacen sus Católicas Majestades y donde un concejal tremola el pendón real.

Por lo demás, el ritual en memoria de la conquista tiene su momento más épico para miles de granadinos –y más ridículo para otros tantos– cuando, desde el balcón del Ayuntamiento, se conmina por tres veces a los vecinos a con el grito de ¡Granada! para concluir con estas palabras: “Por los ínclitos Reyes Católicos, don Fernando V de Aragón y doña Isabel de Castilla. ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva Andalucía! ¡Viva Granada!”.

Una lección de historia

La jornada de hoy ha estado marcada por un fuerte dispositivo policial formado por 36 agentes locales y 38 nacionales, que han impedido que se produjeran incidentes entre los grupos minoritarios extremistas que hacia las once de la mañana intercambiaban gritos e insultos, que no fueron a más, cuando integrantes de la base de la Legión en Viátor desfilaban marcialmente por la céntrica plaza del Carmen.

La presencia política más significativa ha sido la del número dos de Vox, Javier Ortega Smith, cuya formación ha ganado presencia institucional en Granada tras posibilitar el acceso a la Alcaldía del exdirigente socialista y más tarde naranja Luis Salvador.

Ortega Smith ha vinculado los peligros conjurados hace cinco siglos por los Reyes Católicos al aplastar “la invasión islamista” con los que hoy amenazan a España y Europa: “La Reconquista no ha terminado, aunque algunos crean que es así”. Para el líder ultra, es preciso reanudar la “reconquista frente a esa invasión del islamismo radical, de las mezquitas salafistas, de quienes quieren imponer sobre Europa una teocracia”.

La otra Granada

La oposición a la Toma de Granada y a su formato actual viene siendo encabezada por la asociación Granada Abierta, que propugna la sustitución como fiesta local del 2 de enero por el 26 de mayo, fecha del ajusticiamiento de la liberal Mariana Pineda por Fernando VII.

Precisamente el pasado día 30 la plataforma presentaba una manifiesto pidiendo que la celebración pusiera el acento en la convivencia y no en la conquista, haciendo de ella “una fiesta más acorde con los valores de una sociedad plural y democrática”.

El denominado ‘Manifiesto por la convivencia para el 2 de enero de 2020’ comienza recordando que “Granada ha vivido durante siglos a la sombra de la Alhambra, fortaleza, ciudad palatina y monumento declarado Patrimonio de la Humanidad. La colina roja no sólo simboliza el refinamiento exquisito de la cultura andalusí, ha sido también, durante cientos de años, el mascarón de proa de la ciudad. A ella le debemos mucha de nuestra identidad, hermosura y desarrollo económico. A ella le debemos la imagen y la marca que ha situado a Granada entre los faros urbanos de la historia y entre los grandes destinos turísticos del mundo”.

Algo sobre la Alhambra

Añade el texto que “la Alhambra no se entiende sin Granada y Granada no se entiende sin la Alhambra. En este sentido, es difícil comprender la desconsideración que exhibe la ciudad cada 2 de enero hacia aquellos habitantes de Granada que edificaron la Alhambra y vivieron en este mismo lugar, antes de la conquista. Desconsiderar a las granadinas y granadinos de entonces, supone desconsiderar a los de ahora. Queramos o no, el atrezzo y el ritual que rodea a la celebración de la Toma hiere a muchas personas de otras culturas que conviven en la actualidad junto a nosotras”.

Finalmente, Granada Abierta propone “algunos cambios que contribuyan a fomentar la convivencia y restar munición a la fiesta”. Entre esos cambios figura “la reforma del protocolo, incluyendo la lectura de un manifiesto por la convivencia el mismo 2 de enero desde el balcón del Ayuntamiento, con el fin de poner el acento en el homenaje a las distintas culturas que han contribuido a la prosperidad de Granada. Así daremos un primer paso adelante para que la celebración sea más acorde con los valores de una sociedad plural y democrática como la nuestra”.