Aunque le quedan por delante dos años de mandato, desde este miércoles 26 de mayo el alcalde de Granada, Luis Salvador (Cs), ya no dormirá tranquilo. Llegó a la Alcaldía gracias a los votos de su partido, el PP y Vox, pero entre los tres tenían solo un concejal más que la izquierda y hoy han dejado de tenerlo después de que el edil y expresidente del PP de Granada Sebastián Pérez se haya dado de baja en su partido.

Entiende Pérez que su partido lo ha sometido a un "trato humillante, vejatorio y en algunos momentos incluso inhumano" tras haberle prometido que Luis Salvador sería alcalde dos años y él ocuparía el cargo los dos restantes. El ‘2+2’ no se ha cumplido y Pérez se marcha, aunque dejando una amenaza en el aire: en un momento determinado podría sumar su voto a la izquierda para echar de la Alcaldía a Salvador.

Un recado para Luis

A Salvador no le faltan motivos para el insomnio. Tras conocerse la renuncia de Pérez, el número dos del PP de Granada, Jorge Saavedra, se apresuraba a enviar este recado al alcalde: “La salida de Sebastián Pérez abre un nuevo escenario en la gobernabilidad de la ciudad de Granada, ya que él era uno de los obstáculos para ostentar la Alcaldía por los vetos del resto de formaciones políticas”.

Aludía Saavedra al enconado conflicto político pero también personal entre Pérez y el cabeza de lista de Vox a la Alcaldía, Onofre Miralles, que en el pasado militó en el PP y que tras los comicios de 2019 vetó al líder del PP para la Alcaldía.

En teoría, el envite del PP granadino debería incomodar al líder andaluz de Cs y vicepresidente de la Junta, Juan Marín, pues su partido perdería una de las pocas plazas importantes donde gobierna. 

A finales de enero de 2020, Pérez dimitió como presidente provincial del PP al no tener “ni el apoyo, ni el respaldo, ni el respeto” de las direcciones regional y nacional del partido. En octubre pasado, renunciaba a sus cargos dentro del equipo de gobierno integrado con Cs y hoy ha dado el portazo.

Quien este miércoles ha abandonado el PP no es precisamente un recién llegado. Además de haber sido senador, lleva casi 30 años vinculado al Ayuntamiento y a la política local de Granada. De trato cálido pero perfil marcadamente conservador, de casta le viene al galgo: su padre, Sebastián Pérez Linares, fue prócer falangista y subjefe provincial del Movimiento.

‘Antes que a ese, pon al socialista’

Algunas de las frases que ha dejado en su despedida del partido sugieren que, en efecto, podría sumarse a una virtual moción de censura: “Me queda mucho por hacer, a mí no me callan”; “si el alcalde se presenta por Cs, no sale ni él”; “en el momento en que pueda sumar 14 votos, este alcalde no lo será”; “la gente en la calle me dice ‘antes que a ese, pon’ a Francisco Cuenca” (portavoz socialista y exacalde); o “los granadinos no quieren lo que hay”.

Aludía Pérez con esta última afirmación al hecho de que Cs fue la cuarta fuerza política en las elecciones de 2019, donde el PSOE logró 10 concejales, el PP 7, Cs 4 y Vox y Adelante 3 cada uno. El expresidente del partido en la provincia no quiere de momento hablar de moción de censura, prefiere esperar a ver si el PP retira su apoyo a Salvador, cosa no del todo improbable.

En Granada y pese a sus mediocres resultados del 28 de abril de 2019, Ciudadanos hizo uno de los mejores negocios de su historia y el Partido Popular, uno de los peores. Durante los dos años de gobierno de PP y Cs con apoyo externo de Vox, Sebastián Pérez nunca se ha dado por vencido.

Ya en la apertura del curso político, en agosto de 2019, quien es familiarmente conocido en medios políticos y periodísticos granadinos como ‘el Sebas’ lanzaba el mismo órdago que ya lanzó después de las negociaciones para formar gobierno y que ha vuelto a lanzar ahora al dejar el PP: Salvador debe dejar la Alcaldía en 2021.

Tránsfugas a gogó

Los órdagos de Pérez nunca inquietaron mucho a Luis Salvador, cuya trayectoria política lo convierten en un tránsfuga de libro: fue dirigente y senador del PSOE durante dos legislaturas y cuando, en 2013, perdió toda la opción de seguir siéndolo se pasó a Cs.

Como todos los políticos que han practicado el transfuguismo sin demasiados reparos éticos ni estéticos, a Salvador no parecen causarle especial embarazo las airadas protestas de Pérez: le sobran experiencia y cuajo para gestionarlas sin inmutarse. Es un caballero de fortuna y sabe que tiene buenas cartas.

Salvador sostiene que él está donde está merced al pacto firmado por las direcciones nacionales de PP y Ciudadanos y que en ese pacto nunca figuró la cláusula de 2+2  por cuyo cumplimiento viene clamando en el desierto el presidente del PP.

¿Hubo ese pacto de caballeros? ¿Le prometió Luis a Sebas que le cedería el sillón en 2021? El alcalde no dice que sí, pero tampoco dice que no: se limita a apelar taimadamente una y otra vez a lo firmado por los dirigentes nacionales Teodoro García Egea (PP) y Fran Hervías (Cs) en junio de 2019. Por cierto: cuando el barco de Cs comenzó a zozobrar meses atrás, Hervías lo abandonó para pasarse al PP.

La soledad de Pérez

Es probable que Pérez diga la verdad y que, en efecto, existiera entre él y Salvador ese pacto de caballeros ‘2+2’ sellado con un apretón de manos y que el alcalde niega, pero la verdad del Sebas nunca tuvo mucho recorrido porque su propio partido no movió un dedo para que lo tuviera.

A su vez, los días de gloria de Pérez en el Partido Popular hace tiempo que pasaron. Llegó a la Presidencia de la Diputación de Granada en 2011, pero la perdió en 2015; soñaba con sustituir a José Torres Hurtado cuando este dimitió de alcalde de la capital en abril de 2016 acusado de corrupción, pero el propio Torres lo impidió: cual no sería su enemistad con Pérez que prefirió que el PP perdiera la Alcaldía a manos del PSOE antes que ver a Pérez con la vara de mando.

El último cartucho de ‘el Sebas’ era la Alcaldía de Granada tras las elecciones de 2019, y haber sido la primera fuerza de la derecha avalaba sus aspiraciones, pero Génova, con la connivencia de Sevilla, utilizó la capital de la Alhambra como moneda de cambio en sus pactos municipales y autonómicos con Ciudadanos y Vox. Pérez fue víctima de la 'realpolitik' de su partido.