La sardana es la típica danza popular catalana considerada como el baile nacional de Cataluña. Es mucho más que un simple baile, pues se trata de una expresión artística arraigada en la cultura catalana que une a las personas a través de la música y el movimiento. Es considerada como todo un símbolo identitario de la región. En 2010, la Generalitat de Cataluña inscribió la sardana en el Catálogo del Patrimonio Festivo de Cataluña y la declaró elemento festivo patrimonial de interés nacional. A pesar de que a mediados del siglo XIX la sardana solo era conocida en las comarcas de Girona, en 1906 ya se la calificaba como la “danza nacional”. El proceso de la conversión de la sardana en un “mito nacional” lo inició José Pella y Forgas quien en su Historia del Ampurdán de 1883 escribió: “Es nuestro baile nacional: saludadle”. La idea fue retomada por los poetas Jacinto Verdaguer y Joan Maragall. Este último la calificó “la dansa sencera d'un poble” ('la danza entera de un pueblo').
Aunque hoy la sardana sea una danza popularizada y practicada por todos los sectores sociales de Cataluña, en su origen hay un fuerte componente de clase. Mientras en los grandes teatros actuaban compañías de ópera italianas, los jóvenes republicanos bailaban sardanas revolucionarias y las sociedades corales daban voz a la clase obrera.
Con su historia, estos antecedentes y su implicación en la sociedad catalana, es probable que la mayoría de los catalanes, e incluso españoles, no duden de que los orígenes de su creación y autoría radiquen en músicos natales de la comunidad. Sin embargo, no es así y está demostrado. El creador de la sardana moderna fue José María Ventura Casas, un andaluz nacido en la localidad jiennense de Alcalá la Real el 2 de febrero de 1817.
Conocido popularmente como Pep Ventura, José María Ventura fue músico y compositor nacido en 1817 en Alcalá la Real aunque era hijo de padres ampurdaneses. En esa ciudad, su padre, un militar de baja graduación, estaba destinado en las operaciones de represión del bandolerismo que siguieron a la Guerra de la Independencia. Los azares laborales de su progenitor hicieron que se trasladase a Rosas en 1819, al ser destinado su padre. Huérfano de madre a los seis años, se quedó a vivir con su abuelo, sargento en la compañía de esta ciudad costera de la comarca del Alto Ampurdán, mientras su padre está destinado en la guarnición de Tarragona. A los trece años, Ventura se va a vivir con su padre a Figueras, capital de la comarca del Alto Ampurdán situada a 20 kilómetros de Rosas. A los quince años, Ventura ya trabaja como aprendiz de sastre en el taller de Joan Llandrich, quien además de sastre es también militar y director de la Cobla de Figueras (la cobla es una agrupación musical folclórica oriunda de Cataluña. Su repertorio consta fundamentalmente de composiciones para sardana), con cuya hija María se casaría en 1837. Mientras tanto, el joven José María, también ha aprendido a tocar diversos instrumentos y solfeo, ejerciendo en la cobla, primero de músico y después, en 1848, como director.
A Pep Ventura o José María Ventura Casas, se le considera el “padre de la sardana” por la profunda transformación que imprimió a estas composiciones, basada en la inclusión de nuevos instrumentos, especialmente la tenora desde 1840, y su disposición en la cobla, que imitarán otras formaciones musicales de este tipo. Su actuación ante la reina Isabel II de España en el Monasterio de Montserrat junto a otros artistas de la “Renaixença” le consagran como una figura en el mundo cultural catalán. Ventura consideraba la extensión melódica de la sardana demasiado limitada, siempre de 96 compases y de apenas 2 minutos de duración. Por ello se implicó en la renovación de la sardana, con obras de un número ilimitado de compases (sardana larga) frente a la tradicional (la corta). Añadió a la cobla los instrumentos de viento y, en sus inicios como compositor de sardanas, se inspiró en zarzuelas y óperas de éxito en la época.
Ventura enviudó en 1864 y en honor de su esposa María compone la sardana "Per tu ploro" (Por ti lloro), que se estrenará en Cabanas, en la provincia de Gerona, en 1875, unos meses antes de su muerte. Pep Ventura fue enterrado en el cementerio de Figueras, donde se inauguró en mayo de 1972 un monumento en su honor.