Firmo este artículo por pura coherencia, no vaya a ser que se me tome por cobarde y se crea la audiencia que me amilano y escurro el bulto a la hora de reclamar su paternidad, pero conste que esto lo podía haber firmado cualquier Quemasangre gaditano como los que saca este año El Selu en una chirigota tan premiada como aplaudida en la que un personaje típico quemasangre de la Tacita de Plata se cruza con el Hermano Mayor de la “Borriquita” y va y le dice:

-¿De dónde vienes, de comprar un paraguas para el domingo de Ramos?

O el de ese otro que te ayuda a aparcar diciendo: “Dale, dale, dale y Vale, vale, vale. Para, para y para. ¿No que te vas a cargar el coche? Los quemasangre son esos sabiondos callejeros que saben más que nadie y encima disfrutan cuando te equivocas por seguir sus consejos.

 Así los del Madrid, que creen tener la receta para sacar a su querido club del mal trance en el que se halla y en noches como la del miércoles pasado se pasan el tiempo  lamentándose y diciendo: -No, si ya lo decía yo, esta es una temporada de mierda…  en vez de reconocer  que no siempre se puede ganar y que este año han fallado al coincidir en no acertar lastimosamente en tres de los puntos claves del equipo: el Presidente, Florentino Pérez que ficha sin ton ni son todo cuanto se mueve y haciéndolo encima en nombre propio, sin encomendarse a Dios ni al Diablo; el capitán, Sergio Ramos, que provocó su expulsión para forzar fraudulentamente la tarjeta amarilla y lo dijo ante los micrófonos, dejando al equipo desarmado y destruido para el pase de los octavos de final mientas él se hacía filmar en su palco privado del Bernabeu un vídeo promocional autobiográfico; y por último el entrenador, Santiago Solari, que no ha sabido liderar ni  gestionar una plantilla tan compleja como depauperada en los últimos tiempos.

Además a esos tres factores se les suma la marcha a Italia de Cristiano Ronaldo, que ejercía sobre el club un liderazgo caudillista y a su marcha ha dejado al equipo como si le hubieran pasado por encima todas las hordas, hunas o otras, del ejército de Atila, y así podremos entender por qué al Real Madrid no salva ni Dios y no hay Dios que lo salve.

Siendo así que además uno es legítimo culé y está harto de sufrir la prepotencia supremacista de los merengones y que sabe que, en esto del fútbol, no hay mal ni bien que cien años dure ni cuerpo que lo resista, heme aquí paseando por la Plaza Nueva granadina y buscando a los madridistas amigos (que no es igual que los amigos madridistas) para acompañarlos en su sentimiento y así seguir con ellos la senda del dolor. Y que nadie diga que hay que separar el fútbol de la política porque ya los romanos los habían unido y puesto en relación con la famosa frase panem et circensis que resumía la otra de pan y circo que tan buen resultado dio a todos los regímenes autoritarios e imperiales que en el mundo han sido.

Por cierto que el pasado miércoles, para apoyar lo que digo, están las secuencias filmadas en el palco presidencial del Santiago Bernabeu donde se ve a José María Aznar sentado a la diestra de Florentino Pérez, siendo el ex-presidente del Gobierno, según él mismo, un reconocido experto en bodas, en vinos de mesa y en relaciones internacionales pero no en absoluto en cómo se gobierna o se rige una sociedad deportiva futbolística.