Como es tradición en estas solemnes ocasiones, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ha desplegado durante una hora y media larga ante sus señorías una reluciente batería de datos socioeconómicos, sanitarios o educativos en su discurso de apertura del debate del estado de la comunidad, que ha arrancado este mediodía en el Parlamento y concluirá mañana por la mañana.

Las líneas maestras del discurso presidencial ya habían sido avanzadas ayer por el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, que glosó los “mil días del cambio” resaltando que “Andalucía sí podía entrar en el top 5 de regiones con menos impuestos, sí podía crecer por encima de la media de España, sí podía liderar las exportaciones, sí podía encabezar el número de autónomos y crear más empleo que ninguna comunidad…”.

Consciente de que es su talón de Aquiler, la sanidad fue el asunto al que más tiempo dedicó el presidente en su intervención, que arrancó y terminó hablando del Presupuesto de 2022, hoy en el aire por la resistencia de Vox a aprobarlo y la decepción del PSOE por no estar viendo atendidas sus propuestas de gasto social.

Sus últimas palabras fueron para recordar a la oposición que tras la pandemia “somos mejores” y que una buena forma de demostrarlo es “unirse” al Gobierno que él preside para, todos juntos, “reconstruir todo lo dañado”. Su última frase más pareció la un párroco fraternal que la de un político conservador: “Cojamos la mano tendida del adversario y apostemos por un futuro mejor”.

Sospechosos habituales

Ya en el minuto cinco de su intervención deslizó Moreno su primera crítica al Gobierno de España, que luego iría reiterando en las distintas partes de un discurso en el que hizo varios anuncios, principalmente de política social, como la gratuidad de la vacuna de la meningitis, la rebaja del 50 por ciento a jóvenes en el transporte en áreas metropolitanas, incentivos a la contratacion indefinida de jóvenes o un nuevo ingreso social para familias vulnerables con hijos.

En los párrafos dedicados a la sanidad, además de ofrecer datos de inversión que demostrarían el compromiso de su Gobierno en esta materia, Moreno no ahorró duros reproches a sus antecesores y prometió “una reforma integral de la sanidad pública”, aunque sin precisar en qué consistiría exactamente.

Las carencias que todavía padece la atención primaria las atribuyó el presidente a la pandemia y a las políticas socialistas. En cuanto al hecho de que la Junta no vaya a renovar el contrato a 8.000 de los 20.000 sanitarios contratados para combatir el Covid-19, Moreno culpó de ello al Gobierno de España “que ha retirado de forma brusca y sin avisar los fondos” con los que estaban contratados, dato que, por cierto, no solía mencionar San Telmo cuando presumía de haber reforzado la sanidad con miles de contratos.

Banderas de la izquierda

También presumió el presidente de la gestión de su Gobierno en educación, con más inversiones, más contrataciones, más dinero para educación especial, más calidad educativa, más libertad para los padres…

A las políticas sociales de solidaridad, una bandera tradicional de la izquierda, también les prestó mucha atención Moreno en su discurso, que dijo “ser sensible y poner todo el corazón y los medios para mejorar la situación de las personas más vulnerables”, al tiempo que proclamó su “compromiso moral con las víctimas de la violencia machista” y prometió “reducir a cero la lista de espera en dependencia”.

No faltaron en la alocución del presidente alusiones al “éxito” de su política de rebaja de impuestos que ha metido a Andalucía en el “top 5 de territorios fiscalmente más competitivos, ha generado 119.000 nuevos contribuyentes y 600 millones de euros más de recaudación y beneficia no a los más ricos como dicen algunos, sino a más cuatro millones de andaluces”.

Otros asuntos sobre los que Moreno sacó pecho: la futura Ley del Suelo, “que ansían los ayuntamientos sean del color que sean”; el impulso a la construcción de 4.000 viviendas a precio asequible; la tarifa plana de autónomos que ha puesto a Andalucía a la cabeza de España; las exportaciones agroalimentarias…

No olvidó, por lo demás, el presidente exigir al Gobierno de España la cogobernanza de los fondos europeos, advertirle de que Andalucía nunca aceptará una “España multinivel” y dejar constancia de que su sospecha de que Pedro Sánchez está privilegiando a otras comunidades.