Las elecciones autonómicas andaluzas están a la vuelta de la esquina; O casi. Depende mucho de las versiones que escuchemos aunque, si nos atenemos a lo que dice el responsable de convocarlas, Moreno Bonilla, estas no llegarán hasta junio de 2026. Sin embargo, en el Parlamento andaluz y especialmente en la primera jornada del nuevo curso político, se respiraba aire de precampaña: nerviosismo, cuchicheos, discursos, poses, estrategias… Y uno de los factores principales de cara a estas próximas elecciones será, cómo no, Vox.
Según el último barómetro del instituto 40db para El País y la Cadena Ser del pasado 8 de septiembre, centrado en unas hipotéticas elecciones generales, Vox sería la primera fuerza en intención de voto en Andalucía, con un 21%, por delante del PSOE-A (19%) y PP (16%). Esta subida, si se trasladara a votos en las próximas autonómicas, pondría en serio peligro la tranquila mayoría absoluta de la que goza en la actualidad Moreno Bonilla. Preguntado el presidente andaluz sobre este dato, lo relacionó directamente con Pedro Sánchez, que según Moreno, “alimenta de manera constante” a Vox. Aunque la realidad es que Moreno Bonilla fue el primer presidente que permitió la “entrada” de Vox a un Gobierno.
Vox no ha formado parte del Gobierno andaluz, sin embargo, fue fundamental para que la coalición que formaron Marín y Moreno, Cs y PP, se mantuviera en el tiempo, porque se apoyaban en el partido de ultraderecha para aprobar las leyes más importantes y presupuestos. Para Moreno Bonilla fue mero tacticismo, “convivir como si no existiera, no hablar de él”, explica la profesora de Periodismo en la Universidad de Málaga y Analista Política, Laura Teruel.
Moderado
La clave de que esa fórmula funcionara fue el papel en el que el presidente andaluz se revistió y que perdura a día de hoy e incluso es su marca política: la moderación. “Moreno Bonilla es una persona bastante moderada en las formas, bastante suave en la forma de decir las cosas, independientemente del contenido o intensidad de sus políticas, puesto que no deja de ser un Gobierno conservador”, explica Teruel. Moreno Bonilla pactaba y asumía postulados y discursos de Vox, como la violencia intrafamiliar, un término que formaba parte de las políticas negacionistas de las “políticas de género” de la ultraderecha y que lo utilizaban como contraposición a la violencia machista para negar que los asesinatos o el maltrato a la mujer puedan tener una raíz de género. Fue el “peaje” que el PP pagó para la aprobación de los presupuestos de 2020.
No obstante, el carácter de Moreno Bonilla “permite” una “convivencia pacífica, al menos con menos enfrentamientos con Vox” en comparación con otros líderes autonómicos del PP, detalla la analista política. Esto implica que mientras otros líderes ceden a Vox de una manera “más evidente, como Mazón en Valencia para sacar los presupuestos tras la DANA”, el presidente andaluz “sí tiene la facilidad, carácter y templanza que le permite convivir con Vox e, igualmente, haber asumido cuando lo necesitaba ciertos postulados”.
Partido por encima de candidato
El partido de Santiago Abascal, liderado por Manuel Gavira en Andalucía, volverá a ser clave una vez más en las próximas autonómicas, desde su primera entrada a los parlamentos y a la política institucional, pese a ser un partido que reniega de las autonomías. Esta “alza”, como la calificó Moreno Bonilla, responde sobre todo a dos factores: que para sus votantes impera el partido por encima del candidato y que son un partido de oposición. Además, los votantes de Vox son los más “fieles”. En el mismo barómetro señalado, hasta el 87% de los ciudadanos que votaron a Vox en las generales de 2023 volverían hacerlo, por el 71% del PP y el 64% del PSOE.
Por tanto, podemos intuir que, de trasladarse de nuevo estos datos a Andalucía, estamos hablando de un crecimiento del partido que puede romper la mayoría absoluta de Moreno. La profesora de Periodismo en la UMA explica que los votantes de Vox votan “la marca, una ideología y una actitud por encima del líder. De hecho, en las últimas autonómicas presentaron el mismo programa en diferentes autonomías. Imagina qué tiene que ver Andalucía con País Vasco, pues da igual”.
Mientras la izquierda tiene una “sujeción muy grande a los liderazgos, o mayor, en Vox el porcentaje de votos es independiente de quien se presenta. La gente vota a la marca”. Además, se da la casuística de que Vox ha experimentado dos grandes “crecimientos” de intención de voto en el último año, coincidiendo con dos desastres naturales: la Dana y los incendios en verano.
Esto podemos explicarlo porque Vox es un partido de oposición y de “capitalizar el enfado y descontento de las propuestas”, ha explicado Teruel. “Difícilmente se podrá recordar ninguna propuesta desde la oposición. Han subido la intención de votos porque hay malestar, descontento y tristeza, y en esos momentos es difícil ofrecer soluciones a corto plazo, y ahí es donde emerge este partido”.
Por tanto, el PP andaluz tendrá que lidiar con una situación compleja hasta las elecciones, y dilucidar cuál es el papel que han de jugar para que la extrema derecha no sea el elemento diferencial en dichos comicios. Esto sumado a los escándalos en sanidad, una oposición creciente -también el PSOE tiene una mayor intención de voto que el PP- o el deterioro de los servicios públicos.