Bajo el título de ‘Carta a los Españoles’, socialistas templados e intelectuales alarmados han firmado un manifiesto que augura graves daños para el país si finalmente se configura un Gobierno de coalición de PSOE y Podemos que, por si fuera poco, además “habrá de contar, para cada paso, con la aprobación de fuerzas independentistas que no disimulan el objetivo de destruir nuestro devenir democrático común amparado en la Constitución”.

Los 50 firmantes, entre quienes figuran insignes socialistas hoy sin mando en plaza pero con predicamento entre muchos votantes del PSOE, pronostican que “un gobierno que represente solo a una mitad del país no estará en condiciones de realizar las reformas imprescindibles para encarar el futuro ni conseguirá que cicatricen las heridas recientes. No lo estará un gobierno formado exclusivamente por el PSOE y Podemos".

Es un manifiesto legítimo y sensato en muchas de sus reflexiones, pero es también un manifiesto preventivo porque sugiere que Podemos oculta ‘armas de destrucción masiva’ capaces de destruir el orden constitucional español y dar al traste con el país. Por ahora, no hay pruebas de la existencia de tales armas letales, pues de haberlas habido Podemos y sus confluencias no habrían revalidado en 2019 algunas de las más importantes alcaldías logradas en 2015.

Que un Gobierno con Podemos entraña riesgos para el PSOE –y para Podemos– es obvio. Si los entraña también para el país, está por ver, aunque puede que el mayor riesgo para ambos partidos esté no tanto en lo que hagan como en lo que no sean capaces de hacer, dado que cualquier movimiento en falso que espante al Gran Dinero evidenciará, una vez más, la jaula de hierro en que operan los maniatados gobiernos democráticos de hoy en día.

A la pregunta, crucial en todo Estado, de quién manda aquí, sabemos demasiado bien que la respuesta no es el Gobierno elegido por los ciudadanos. En realidad, hay tanta gente enfadada votando candidatos extravagantes precisamente porque sabe que esa no es la respuesta.

Alerta también el manifiesto de los peligros que entrañaría para el nuevo Gobierno su dependencia de los independentistas catalanes. Nuevamente, la advertencia no es ociosa. Ni disparatada.

Lo que se echa de menos en el texto, de cuyas buenas intenciones no hay por qué dudar, es que, cuando los firmantes hablan de la necesidad de “abrir una fase de colaboración constitucionalista y transversal”, si siquiera se paren a considerar la opción de que Ciudadanos regrese a su transversalidad original y rebaje los riesgos de país facilitando la investidura de Sánchez.

Sería un decisión altamente patriótica que contribuiría, como dice el manifiesto, “al sosiego” y a situar “la política española en posiciones moderadas, alejadas de los extremismos sectarios”. Sería, al fin y al cabo, hacer en España lo mismo que hizo en Barcelona Manuel Valls, uno de los firmantes, por cierto, de la ‘Carta a los Españoles.