"Hoy, en todo momento,/ los pobres, la gentuza, la morralla/ dan su sangre en los campos de batalla,/ y los ricos su oro, al seis por ciento [...] (P. Vilar, "Estado nación, patria...", pp. 26-30. Citado en Álvarez Junco (2001), Mater dolorosa. pp. 551).Para documentar los efectos de la crisis desde la década pasada han aparecido todo tipo de indicadores que reflejan su efecto negativo en los hogares, en la concentración de dificultades en los históricamente más vulnerables, en su extensión a colectivos de la clase media hasta ahora no afectada por estas situaciones, en el aumento de la desigualdad entre los de mayor y menor renta, y en el incremento del riesgo de fractura social (Foessa, 2012, 2013; Pérez y Navarro 2012).Algunos flecos quedan ahí cuando se ha evidenciado menos que todos esos efectos están produciendo también un decrecimiento entre la ciudadanía de su sentir emocional o afectivo hacia España como como comunidad política (Easton 1965). Esta dimensión afectiva sugiere un tipo de patriotismo que es independiente del tipo de estructura político-administrativa entendida como Estado muti-nivel (Martínez-Herrera 2005). Es una actitud de pertenencia asociada con emociones y sentimientos que se expresa a través de creencias que connotan pertenencia, afecto, lealtad, orgullo y preocupación por el grupo y el territorio (Bar-Tal 1997).Si este sentimiento hacia España empieza a ser cada vez más bajo, una de las previsibles consecuencias es un proceso de cambio traumático y, a veces, violento que quiebra la unidad del sistema político (Liñeira 2014: 16). Y si España sigue siendo tan tocada socialmente, con importantes recortes al Estado de Bienestar, existen serios síntomas de que sus miembros empiecen a reconocerse menos como parte de ella. Hace unos años, por ejemplo, era difícil de imaginar la aprobación de unas condiciones tan drásticas para la concesión de una beca o un recorte tan traumático en los presupuestos para la atención a las personas en situación de dependencia.Los recortes en servicios públicos esenciales se están intensificando con una vaga justificación por la crisis. Todo parece hacerse, de manera obligada, en aras de la recuperación económica, con muy mal sabor de boca porque el estado social se tambalea y a punto está de expoliarse la nación social en España. Emergen y con fuerza en la sociedad española las instituciones sin ánimo de lucro por la ausencia de un Estado de Bienestar cada vez más debilitado que no es capaz de atender una demanda creciente por el aumento de la vulnerabilidad y su extensión a colectivos de la clase media hasta ahora no afectada por estas situaciones.Nunca antes en la historia de la democracia en España se habían impulsado tantos movimientos sociales que agrupan el malestar ciudadano por la drástica reducción del gasto público social, también de empleos públicos, dilución de la protección social, privatización de los servicios públicos del Estado del Bienestar, reducción y privatización de las pensiones públicas, reducción de derechos laborales y sociales, y debilitamiento de la negociación colectiva y de los sindicatos (Navarro 2014). Un mapa multicolor de descontento generalizado bajo los movimientos denominados en sentido coloquial mareas: marea blanca que protesta por las privatizaciones en sanidad y por el cierre de laboratorios públicos, marea naranja que sale a la calle para pedir el mantenimiento de los servicios sociales, marea verde que recoge las quejas de profesores, alumnos y familias por el aumento de ratios de alumnos por profesor, la falta de sustituciones o los recortes en becas de transporte escolar y de comedor, y una marea roja que bajo el lema "sin ciencia no hay futuro" protesta por los recortes presupuestario en I+D.Todo lo anterior puede suponer una inyección fuerte para un cambio de 360 grados en el apego ciudadano hacia España. Por ello, no es difícil imaginar un decrecimiento de la dimensión afectiva hacia España al mismo tiempo que asistimos al peligro de extinción de nuestro estado social. Lo que hace algunos años habría sido una idea flotante en el ambiente hoy parece más cerca de convertirse en realidad: que vaya en aumento el número de ciudadanos que, por ejemplo, se sientan poco o nada orgullosos de pertenecer a España o que incluso sientan rechazo a definirse como españoles.En suma, parece así dibujarse una comunidad política asocial en España cuyas primeras trazas se iniciaron con las políticas de recortes del gobierno de Zapatero en su segundo mandato. Por aquellos años (2007-2008) la crisis ya enseñaba los colmillos pero aún no habían comenzado las dentelladas al Estado de Bienestar (Riveiro 2014: 22). Ahora se acentúan porque el gobierno de Rajoy utiliza la crisis para justificar su estrategia de transformación hacia una España con claros síntomas debilitarse socialmente. Y, tocando de lleno lo anterior, el sentimiento de pertenencia hacia España de los ciudadanos y ciudadanas (el pueblo) también es trastocado. Y, no lo olvidemos, el pueblo, y no las instituciones ni sus mandatarios, es la pieza clave para el mantenimiento de una nación.Una situación de tanta complejidad, naturalmente, no puede explicarse sólo y exclusivamente a partir de una sola variable como la del sentimiento de pertenencia. Pero creo que en lo apuntado existen buenas dosis para la reflexión.¡Gloria eterna al pueblo!Luis Navarro Ardoy, sociólogo, profesor asociado Universidad Pablo de Olavide de Sevilla Referencias bibliográficasBar-Tal, D. 1997. ‘Monopolization of Patriotism’ in D. Bar-Tal and E. Staub (eds.), Patriotism in the lives of individuals and groups. Chicago: Nelson-HallPublishers (246-69).Easton, D. 1965. A system analysis of political life. New York: Wiley.Fundación Foessa. 2012. Análisis y perspectivas 2012: exclusión y desarrollo social. Madrid: Fundación Foessa.Fundación Foessa. 2013. Desigualdad y derechos sociales. Madrid: Fundación Foessa.Liñeira, R. 2014. El Estado de las autonomías en la opinión pública: preferencias, conocimiento y voto. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.Martínez-Herrera, E. 2005. The effects of political decentralization on support for political communities. A multivariate longitudinal and cross-sectional comparison of the Basque Country, Catalonia, Galicia, Quebec and Scotland. PhD thesis, European University Institute.Navarro, V. 2014. "El contexto político de las elecciones al Parlamento Europeo" [en línea]. Publico.es (Consultado el 23-10-2014). Disponible en: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2014/05/23/el-contexto-politico-de-las-elecciones-al-parlamento-europeo/Pérez, M. y Navarro, L. 2013. ‘El tercer sector de acción social en España. Situación y retos en un contexto de crisis’, Revista Española del Tercer Sector 23: 41-58.