El conocimiento de los detalles de la denominada “Operación Confiar” seguro que no solo va a poner en pie de guerra a los regantes sevillanos afectados por este supuesto robo de agua para riego agrícola, sino también a muchos habitantes de municipios que ya sufren las consecuencias de las restricciones de agua tanto para el campo como para sus propias localidades o ven la amenaza que, de seguir sin lluvia, serán más graves.

Se trata de un hecho tan lamentable y, que si se demuestra, podría entrar en una nueva fórmula de corrupción, la del agua. Nostradamus predijo para 2022 inflaciones, hambre, escasez de agua y catástrofes naturales. No es un hecho bélico, pero la escasez de agua, al menos en la provincia de Sevilla, ha provocado una especie de guerra al llegar a los juzgados.

Un embalse ahora con solo un 25% de su capacidad

Según amplio reportaje que publica el diario El País, 30 latifundistas habrían presuntamente robado cantidades ingentes del líquido elemento. Se trataría de un tremendo caso de corrupción porque serían cientos de millones de litros de agua los que habrían sido diferidos para riego de plantaciones de cítricos. Este robo abarcaría toda esta última década. El agua presuntamente robada proviene del embalse del Pintado. Se da la circunstancia de que hoy esa presa solo está al 24,8% de su capacidad, conteniendo poco más de 50 hectómetros de los 213 que puede embalsar.

Presuntas falsificaciones de la lectura de los contadores

Para dicho objetivo, responsables de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y algunos miembros de esta comunidad de regantes falsificó la lectura de los contadores y medios técnicos que hacen posible la medición del agua que se consume. También se habrán valido de la ayuda de guardianes de esa agua. En esa complicidad, lo más necesario y relevante habría sido la colaboración de quien tiene que velar por el buen uso del agua, precisamente la Confederación Hidrográfica de esta cuenca andaluza. Y eso es lo que señalan las acusaciones, que este órgano dejó hacer y miró para otro lado mientras se sustraían millones de litros de agua que se aplicaban irregularmente al riego de determinados campos de latifundistas con plantaciones inmensas de cítricos, con los consiguientes beneficios, también millonarios, que generaron la producción.

Es de esta forma, como lo describe la Guardia Civil y explica los intríngulis de la “Operación Confiar”. Un caso que, investigado en el Juzgado 18 de Sevilla desde hace dos años, lleva hasta el momento nueve detenidos con acusaciones de numerosos delitos.

En concreto, los 2.000 agricultores que integran la Comunidad de Regantes del Viar, situada al norte de la capital hispalense, habrían sufrido, supuestamente, el hurto de millones de metros cúbicos destinado a las 729 hectáreas de la margen derecha de su canal. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir no vigiló el consumo entre 2011 y 2019, pero se sabe que tan solo en el año 2018 alcanzó los 1.300 millones de litros.

Jamones de bellota como soborno

Según recoge el sumario, “el volumen de agua consumido en la campaña de riegos extraordinarios en 2018 no se corresponde con 361.149 metros cúbicos (…) el consumo real en zona no regable fue de 1.602.185 metros cúbicos [como 600 piscinas olímpicas]”. Hace 18 meses, miembros de la Benemérita detuvieron a la cúpula de la comunidad de regantes del Viar. También de esas mismas investigaciones, que están en el juzgado desde hace dos años, se sabe que cuatro de sus dirigentes, junto a tres altos cargos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, recibían jamones de bellota como sobornos para ignorar los desmanes con el agua. El sumario señala al gerente de la comunidad, Juan Jesús Zamudio -con un sueldo de 95.000 euros desde hace 34años-, como el cerebro de este entramado corrupto. A Zamudio se le han intervenido mensajes telefónicos con el técnico, Francisco Chaves Gil, en el que se le indicaba que manipulase los contadores para, de esa forma, ocultar los excesos de riego.

En peligro las vidas de personas

Indica este reportaje que el técnico mencionado anteriormente confesó a la Guardia Civil que se habían cometido irregularidades enormemente graves. Un ejemplo es el de haber puesto en peligro la vida de personas tras llenar dos balsas con cuatro millones y medio de metros cúbicos, algo que superaba muchísimo el nivel permitido. Además de ello, se llevó a cabo con total ausencia de plan de prevención. Posteriormente, ante la jueza, Chaves Gil, negó estas revelaciones.

Beneficios duplicados por el incremento del riego

Lo cierto es que de regar mucho o poco los cítricos, los beneficios crecen exponencialmente. Una hectárea de regadío “se puede disparar hasta los 40.000 ó 60.000 euros al año en variedades muy apreciadas de mandarinas como las Orri o las Tango, plantadas en estas tierras por su excelente clima y servidas en mercados gourmet de las grandes capitales europeas. El beneficio de secano (1.500-2.000 euros/año) se duplica con cultivos de regadío como algodón o maíz, pero con naranjas y mandarinas con royalties se dispara hasta los 20.000 euros. Y de ahí para arriba hasta llegar a los 60.000 euros de la variedad Orri o Nadorcott”.

Estafa piramidal a testigos de Jehová

Curiosamente, el reportaje, que firma el periodista Javier Martín-Royo, concluye con este dato: “Entre los empleados despedidos no figura la abogada Mercedes Torres Salado, esposa del latifundista que arrienda tierras al presidente de la comunidad detenido y responsable de administración para la margen derecha. Hace cinco años el Tribunal Supremo condenó a Torres Salado por una estafa piramidal de 39 millones a cientos de testigos de Jehová y ahora está encarcelada, pero con una excedencia laboral para poder regresar a la comunidad de regantes del Viar en cuanto cumpla su pena”.