Estimado señor:

Tengo amigos de muchas otras regiones y países que me preguntan por qué en Andalucía está habiendo menos muertos que en la media de España, y es que les cuesta comprender que España como Italia y en mayor medida Chile, aunque no sean países muy extensos tienen una orografía que crea diferencias climáticas acusadas en poca distancia. Esta ANOMALÍA ANDALUZA se ve aún más clara si comparamos nuestros datos con los de regiones donde ha habido mucha más mortalidad, como es el caso de Madrid.

Acabé los estudios de Ciencias Biológicas en 1974 y la primera explicación que intuitivamente me salió fue la climática a la vista de que la misma diferencia se observa entre Campania y Lombardía, entre Aquitania y París o entre Berlín y Baviera, por alguna razón biológica el virus parece que se transmite y/o infecta mejor en determinadas condiciones, como ocurre con la gripe que está asociada con el invierno; aunque eso seguro que no explica todo y probablemente ni siquiera la mayor parte de la variación, no es un factor a despreciar porque incluso en Murcia y sobre todo en Melilla es mucho más acusado y coincide con el hecho de una temperatura media fuera del intervalo, por arriba o por abajo, de entre 4-11ºC propio del invierno en Wuhan, origen de esta pandemia.

Una lectura comparativa

A la intuición que tengo sobre esta hipótesis inicial, que está siendo sometida a estudio científico en España y en todo el mundo, singularmente en China, vamos a añadir una lectura comparativa de los datos que teníamos el 25 de abril, pero siempre en cifras por millón, para homogeneizar los dos territorios, que tienen poblaciones diferentes, sin ánimo de llegar a conclusiones porque no soy experto en nada, pero tampoco un “maestro liendre” y sé que todavía nos faltan muchos datos, distancia, perspectiva y muchas investigaciones por hacer:

En Andalucía teníamos 1.548,23 infectados por millón de habitantes,  5,73 veces menos que Madrid con 8.868,80 i/m, lo que parece mucha diferencia para atribuirla sólo a diferencias climáticas en la propagación del virus, máxime cuando Andalucía es muy diversa en ese aspecto y habría que entrar a ver los datos en las diferentes capitales de provincia, lo que haré después. Seguramente tengan mucho que ver  otras muchas causas, entre las que destacaría la gran diferencia en densidad de población, la importancia del transporte público y el ser Madrid un nudo de comunicaciones muy denso. Por poner sólo una curiosidad: Madrid, con 829,94 habitantes/km2, tiene una densidad 8,61 veces mayor que Andalucía, con 96,38 hab./km2.

Pero si vamos a lo más terrible, los ciudadanos que se contagiaron y finalmente fallecieron, los datos son otros y en Andalucía son 136,11 muertos/millón de habitantes , 8,76 veces menos que en Madrid con 1.191,94 m/m, lo que probablemente se explica en parte por la mayor edad media de  la población de Madrid (42,35 años) frente a la de los andaluces(41,48 años), pero creo sinceramente que puede ser un poco apresurado atribuir tanta diferencia a una mejor respuesta del Servicio Andaluz de Salud (SAS) que a la del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) por la causa que sea, incluso con variables difíciles de medir como la del aprendizaje transferido como consecuencia de la experiencia de los que iban delante e incluso, por qué no, la buena suerte; a ello entraré un poco más a fondo.

Menos medallas

Nadie por tanto debe ponerse medallas y mucho menos asignar culpas a nadie, salvo los aplausos que en justicia corresponden a las personas que con riesgo de su vida hacen posible la nuestra, entre grandes dificultades y escasez de material sanitario y de protección, porque queda mucha pandemia que pasar, muchos muertos que enterrar y mucho que estudiar e investigar para explicar lo que está pasando, resolver la emergencia sanitaria y finalmente exigir responsabilidades a quien haya sido negligente, sea sanitario, político, gobernante, policía, militar, profesor, periodista, tertuliano, científico. ciudadano,  sacerdote, psiquiatra, etc..., pero espero que mis reflexiones sirvan un poco al menos para matizar el injustificado desprecio con el que tratan de humillarnos a los andaluces algunos imbéciles capitalinos y me da igual que sean de derechas, de izquierdas, de centro, nacionalistas o mediopensionistas, son igual de  miserables no por lo que son, ni por lo que piensan, sino por lo que dicen.

Juanma Moreno, así quieren que lo llamemos, presidente de la Junta de Andalucía, no es un incompetente, como usted sabe mejor que yo, ni un inepto aunque a veces se haya equivocado, creo que como todos los que hacen algo, ni usted, su consejero de Salud, tampoco; él se ha mantenido casi siempre en una correcta posición institucional, lo que debe ser difícil estando en un partido  tan aguerrido, y usted puede haber parecido en el pasado lenguaraz o “gracioso”, pero ni es idiota, ni inepto, ni incompetente, aunque se haya podido equivocar, yo creo que menos de lo que algunos afirman y se lo explicaré con más detalle después, pues el tema no se puede despachar en un breve.

Esos epítetos prácticamente han estado fuera de las intervenciones de la oposición política en Andalucía, yo se lo agradezco y usted también debería hacerlo, porque creando el clima adecuado lo mismo aquí se puede construir un pacto para la recuperación económica y el refuerzo del SAS, ambas cosas muy necesarias. Lamentablemente, han abundado esos calificativos por parte de los jefes del PP en la oposición capitalina, dinamitando cualquier posibilidad de pactos y lo que es peor, inoculando el veneno en muchos de sus partidarios hasta hacer irrespirables con sus denuestos las redes  sociales en las que hoy vivimos.

Beneficios del confinamiento

El índice  de muertos por millón de habitantes que he utilizado en principio para hacer una comparación entre Andalucía y Madrid y de ahí deducir la mayor o menor eficacia de los respectivos sistemas de salud, está sesgado por varios hechos difíciles de ponderar: en primer lugar, el adelanto relativo al 24 de febrero del primer caso en Madrid, mientras que en Andalucía fue el 26, concretamente en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, dos días después y luego evolucionó más lentamente. Andalucía se benefició de un confinamiento temprano al entrar en vigor el estado de alarma nacional decretado el 14 de marzo por la delicada situación que se veía en Madrid y otros territorios, pues mientras que la situación ese día en Andalucía no era tan alarmante pues sólo había 238 casos declarados (28 contagiados por millón de habitantes), en Madrid eran 2.940 (439 contagiados por millón de habitantes), relativamente 12,35 veces superior. Es decir, los andaluces nos confinamos cuando estaba poco extendido el contagio y eso frenó su crecimiento de forma temprana. 

En este punto diría que la distinta evolución de la pandemia en esos 18 días críticos pudo ser debida también a la gestión más cuidadosa de los casos en Andalucía, idea que trataré también de desarrollar más adelante, pues constan públicamente las medidas de control, seguimiento y aislamiento que se fueron tomando en cada caso por los centros de salud centrados en la prevención y la asistencia primaria, que conozco bien personalmente por una hermana enfermera que intervenía en esas gestiones y que se contagió, seguramente por estar cerca de los casos.

Con el fin de poder evaluar mejor el papel desempeñado por el SAS, y sobre todo la respuesta hospitalaria, voy a usar un índice de uso común de muertos /contagiados identificados con PCR, conocido en el argot epidemiológico como LETALIDAD y expresado en %.  Es decir, un índice de mortalidad referido solo al total de la población que oficialmente estaba contagiada, que efectivamente ha sido la que ha puesto en jaque a los hospitales y concretamente a sus UCI y así creo que podré ser más justo con el sacrificio del personal sanitario, que es el que sin duda se la ha jugado y se la seguirá jugando; los demás estamos implicados, pero lo que es seguro es que ellos son los que están comprometidos. 

Así que el dato anterior de muertos por millón de habitantes sirve para valorar genéricamente el estado de salud de ambas poblaciones, en lo que sin duda ha tenido que ver el esfuerzo desde hace años de sus servicios sanitarios públicos, principalmente de prevención y atención primaria, pero también su edad media, modo de vida, alimentación, etc...

Aplicado el nuevo índice a los datos oficiales del 25 de abril, daba para el total de Andalucía un índice de LETALIDAD (mortalidad/contagiados) del 9,76% y para Madrid era de 13,49%, lo que supone que de cada 100 contagiados en Andalucía murieron 3,73 menos que en Madrid, que es un 27,65% menos, que no es poco si tenemos en cuenta que hemos buscado un índice que admite poca discusión, pues los contagiados en ambos territorios son aproximadamente de las mismas características medias dado el volumen de la muestra y las edades de los pacientes. Este porcentaje de mayor éxito del SAS sobre el SERMAS en la curación de los contagiados del Covip19 merecería un estudio pormenorizado, por si se pudiera sacar alguna conclusión útil para el futuro de una pandemia que no parece que nos vaya a abandonar en breve.

"Un buen tipo"

A algunos adversarios, sobre todo capitalinos, les puede parecer usted pintoresco e incluso un poco tosco, pero de lejos yo veo claro que usted es un buen tipo y desde luego una vez que en el mes de enero se veía venir la epidemia se ha comportado con la seriedad exigible, salvo alguna declaración y yo sin duda atribuyo una parte del mérito del buen dato anterior a su gestión y por supuesto a la de los gobiernos anteriores –ahondaré en ello más adelante– pero seamos justos, si el dato hubiera sido desfavorable a Andalucía yo lo hubiera criticado a usted. 

Si la LETALIDAD  de Andalucía es más baja que la de Madrid, convendría ver cómo se distribuye entre las ocho provincias, porque son muy diferentes. Disponemos de los datos provincializados desde el principio; por cierto, la información facilitada por la Junta está siendo puntual e incluso bien presentada. Me ha gustado especialmente el mapa interactivo regional elaborado por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía con los datos del seguimiento que realiza su Consejería de Salud (y Familias), donde puede verse el número de contagiados y fallecidos, municipio a municipio.

La mortalidad media por millón de habitantes en la región, atribuible a la pandemia, era hasta el 25 de abril de 136,11 muertos/millón, pero su distribución por provincias  es  dispar: Almería (64,25), Huelva (76,78) y Cádiz (82,26), tres provincias con mucha costa y temperaturas templadas están muy por debajo de la media; Córdoba (121,48) y Sevilla (121,52) casi con el mismo dato, en el valle del Guadalquivir y con temperaturas menos templadas, un poco por debajo de la media; Málaga (150,42) claramente por encima, pese a ser costera, pero con una orografía más abrupta y sobre todo un turismo de invierno potente, con un gran aeropuerto internacional; finalmente Jaén (244,87) y sobre todo Granada (254,64), muy por encima de la media, con orografía abrupta y temperaturas medias claramente más bajas. 

Temperatura y azar

Los datos apoyan mi impresión de que la temperatura más templada de alguna manera ha debido ser un freno a la expansión del covip-19, coincidente con los resultados de las islas españolas e italianas o los casos de Murcia o Melilla, pero que la diferente mortalidad haya sido tan acusada no puede ser atribuida solo a esta o a otras causas de carácter geográfico o social, sino por un lado al AZAR de haber tenido casos importados antes en algunas provincias o que algo debe haber influido la diversa respuesta sanitaria en cada lugar y para ello vamos a ver las diferencias en el índice de LETALIDAD, el que relaciona el número de fallecidos con el de contagiados.

Si la LETALIDAD media andaluza de fallecidos/contagiados (confirmados tanto por PCR como con test rápidos, pues no se facilita el dato separado por provincias) fue del 8,79%, es muy curioso que el mejor dato sea el de Córdoba (6,77%), seguido por Málaga (8,13%), Cádiz (8,20%), Almería (8,73%), Sevilla (9,21%), Granada (9,31%), Huelva (9,59%) y Jaén (10,87%). Cuatro provincias por encima de la media y otras cuatro por debajo. Como cordobeses de nacimiento estoy seguro que compartimos alegría y algo de orgullos por el buen dato de Córdoba, pues creo que es la provincia que cuenta con el mejor personal sanitario y la que está mejor organizada de Andalucía no solo en temas sanitarios, sino en los educativos, que conozco un poco más, favorecida por la posición central de la capital y de su hospital Reina Sofía, que goza de merecido prestigio y de una buena organización y gerencia, bien apoyado por otros hospitales privados y por dos comarcales públicos ubicados al  norte y al sur, como usted seguro sabe mejor que yo. Pero con ser esto importante, pienso que la clave no se debe tanto a la buena organización y capacitación del personal, que también, sino al hecho de que el primer caso de Córdoba fue el 10 de marzo, casi dos semanas después que en otras provincias; a que la expansión fue frenada en esa fase inicial por  el confinamiento obligado de la población; y al excelente trabajo de la asistencia primaria, que se ha revelado como clave a mi juicio y que probablemente impidió el colapso de las UCI, que en Córdoba, como en otras provincias, no llegó a producirse.

El riesgo de ir de 'sobrado'

Ahora es el mejor momento para mencionar el “error” que cometió usted cuando iba un poco de “sobrado” al principio y confundió deseo con realidad; en rueda de prensa afirmó el 1 de febrero: “Tenemos perfectamente articulada toda la estrategia si hay primeros casos, tenemos los sitios donde irían los aislamientos, el estocaje: mascarillas, guantes, todo preparado que, ojalá, no lo tengamos que utilizar. Todo el sistema sanitario andaluz está perfectamente engrasado para lo que pueda venir”, y siendo esta su responsabilidad porque tenía la competencia, el dinero y un eficaz equipo de compras en el SAS, no lo hizo y por tanto mintió, seguramente tendrá sus razones, pero dejó a los sanitarios inermes frente al contagio con la única defensa de su profesionalidad y entrega, y de eso es responsable y también de que cuando su personal, desbordado, le reclamaba ese equipamiento, el Gobierno andaluz cínicamente y sin ningún pudor acusaba al Gobierno nacional de esa falta, sabiendo que el Ministerio de Sanidad entra en liza el 14 de marzo para coordinar todo y ayudar a las comunidades autónomas, pero no para sustituirlo en algo tan elemental como la compra previa de los equipos de protección necesarios, que era de sobra conocido. Les faltó la lealtad institucional y visión de Estado que le sobra al Gobierno de España en la gestión de la pandemia y especialmente al ministro Illa, de cuya boca no ha salido ni una queja contra esta actitud y las similares que tiene que soportar.

La Junta de Andalucía, como todas las comunidades autónomas, cuenta con un Sistema de Vigilancia Epidemiológica, dentro de la Dirección General de Salud Pública, que se encarga del seguimiento y control de las 48 enfermedades transmisibles de declaración obligatoria para los servicios sanitarios, entre las que no estaba la provocada por el Covid-19. Para cada enfermedad hay un Sistema continuo de vigilancia, por ejemplo, en el caso de la gripe con una red de 125 médicos, o sea, que la administración pública tiene costumbre de estas cosas, que viene haciendo con mayor o peor fortuna desde hace más de un siglo.

El Covid-19  no era un virus desconocido, pero no se comprueba su letalidad en humanos hasta el mes de diciembre en China y enciende las alertas a partir del 14 de enero, cuando la OMS comunica el primer caso fuera de China y el 30 de enero, ya oficialmente, declara que es un riesgo de salud pública de interés internacional. Antes de esa fecha España encarga el seguimiento a una estructura preexistente en el Ministerio que es el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, dirigido desde 2012 por Fernando Simón, que tan vilmente ha sido tratado por todos los miserables carroñeros que tanto abundan.

Ciencia y política

Las comunidades autónomas, a partir de finales del mes de enero, fueron creando Grupos de Seguimiento de esta nueva enfermedad y Andalucía la constituyó el 27 de enero, nombrando portavoz a la doctora Inmaculada Salcedo, directora de la unidad de gestión clínica de Medicina Preventiva y Salud Pública del hospital Reina Sofía de Córdoba, con un curriculum adecuado para el puesto y que ha gozado de la benevolencia de todos, incluida la de la oposición política, lo que es positivo, pese a que si se mira la hemeroteca se pueden encontrar declaraciones suyas que sacadas de contexto parecen mucho más equivocadas que las que han servido de pretexto a los carroñeros nacionales para descalificar a Fernando Simón, en el fondo para debilitar al Gobierno. Yo creo que ella y los científicos que la acompañan en el Grupo de Seguimiento del Coronavirus en Andalucía están haciendo un buen trabajo y ayudando tanto como es posible, por lo que fue otro acierto suyo, aunque hay críticas por preferir a los de Córdoba.

Yo destacaría también la excelente información que ha permitido la perfecta trazabilidad de todos los casos desde el principio y contener así el crecimiento de la pandemia y eso es mérito sin duda de los centros de salud con los responsables de epidemiología y el resto del personal en todas y cada una de las áreas sanitarias.

Esa contención del crecimiento de los casos ha permitido que no se haya producido el colapso de los servicios de urgencia, aunque han estado al borde de ello, por falta de personal especializado y de medios de protección que debería haber estado almacenado con tiempo.

Prepararse para lo que vendrá

Estoy seguro que usted sabe  que el personal a su cargo ha dominado la situación a costa de su salud, pero ha quedado exhausto y diezmado, por lo que será necesario reforzarlo y equiparlo adecuadamente para los nuevos retos, que, si no media un milagro, es casi seguro que vendrán: es más, en Andalucía con claridad tras la pausa veraniega, pues creo que poca población ha quedado inmunizada en este golpe primero.

Aunque los responsables de la Junta de Andalucía por una equivocada solidaridad partidaria, siguiendo la estrategia opositora de sus correligionarios en Madrid, hayan utilizado a veces sus propios fallos como armas arrojadizas contra el Gobierno de Madrid, que es quien ha dado más la cara, yo creo que ahora  no  lo harán así, serán leales colaboradores y se dedicarán a su obligación, que no es otra que preparar al SAS para lo que venga, porque lo mismo, pese a todos los cuidados que se pongan no tenemos la misma suerte que en este primer  envite. No podemos olvidar que en verano se multiplica el número de visitantes en Andalucía, que es muy beneficioso para la normalización de nuestra economía, pero es un riesgo grande.

Le envío estas reflexiones personales porque usted es un buena persona que quiere lo mejor para los andaluces desde el crucial puesto que desempeña y estoy seguro que se tomará en serio esa tarea callada de preparar lo necesario, por si acaso, porque es posible, porque es su obligación, porque lo necesitamos y además sabe que con poco esfuerzo por su parte contará con la colaboración de la oposición y del Gobierno de España.

Si así lo hace, los andaluces sabremos agradecerlo.

(*) Profesor jubilado de Educación mediática de la Universidad de Córdoba.