"Buscadores de huesos", nos llama la derecha pretendiendo supongo que algún joven despistado se avergüence de no tener suficiente con el presente. "Buscadores de huesos", esperando que los hijos y los nietos de los muertos que en esos huesos enhebraron un día su carne y sus afanes derribados a balazos, a fuerza de ir muriendo con el paso del tiempo finalmente concedan el olvido. Esperando que a fuerza de culparnos de estar engendrando un odio que nos es ajeno acabemos por rendir nuestro empeño a cambio de la comodidad de ser por fin considerados hombres de paz y bien en una Nueva España que no mira al pasado.

Buscadores de huesos, cuando nuestra convicción flaquee y nuestro ánimo decaiga, recordemos entonces que no luchamos por nosotros mismos, ni por nuestros principios, sino en defensa de aquellos que ya no pueden, aquellos cuyas vidas sepultaron y humillaron en la infamia y el olvido, y a cuyos hijos y nietos arrojaron al silencio como a ellos a la tierra. Y ante aquellos que os llaman "buscadores de huesos", levantad la mirada y afirmad que sí, que es verdad, que no descansaréis hasta haber desenterrado por completo la memoria de vuestros abuelos, la dignidad de vuestros padres y el dolor de vuestros hermanos para abonar con ellos el futuro de nuestros hijos, y que si el amor que os mueve a vuestra búsqueda no alcanza a conmoverles, entonces solamente les resta hacerse a un lado con su libertad de pulserita y cacerola; que si no están dispuestos a ayudarnos a sanar nuestras heridas, que dejen de envenenarlas con la inmundicia que supura de su propia cobardía; que si ellos están en paz con su pasado, no osen cuestionar nuestro derecho a estar en paz con el nuestro.

(*) Manuel Gracia es médico y militante del PSOE.