La undécima sesión preliminar del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) de 2025 ha copado los titulares en los principales medios de comunicación del país, inclusive, por la reacción del público ante la participación de una chirigota que intentó introducir un mensaje negacionista en su repertorio. El Gran Teatro Falla se rebeló contra la letra del grupo dirigido por Katy Belber, quien en tiempos ocupó puestos de responsabilidad en Vox. Desde el gallinero llegaron los primeros gritos contrarios a la actuación por intentar desvirtuar la esencia del Carnaval de Cádiz pidiéndoles que abandonaran el recinto: “Fuera del Falla”
El grupo, que arrancaba su actuación con un discurso que pretendía reflejar ideas cuestionables sobre la salud pública, no logró ni un resquicio de simpatía por parte del público. Un discurso que comenzó con la intervención del actor vasco Óscar Terol, miembro de la agrupación, fue rápidamente silenciado por los asistentes, que, en un gesto de rechazo, interrumpieron con gritos que reflejaban su descontento. "¡Empieza ya joé!" y "¡Fuera del Falla!" fueron algunas de las consignas lanzadas desde el gallinero, un sector del teatro tradicionalmente crítico con cualquier intento de desvirtuar la esencia del Carnaval.
Pulgar abajo del Falla
Lo que parecía una presentación habitual de una chirigota que quería jugar con el humor y el sarcasmo, se transformó en un claro rechazo por parte del público hacia lo que percibieron como un intento de manipular un espacio de disfrute colectivo para transmitir ideas que no encajaban con el espíritu de la fiesta. Cuando los componentes de la chirigota proyectaron en una pantalla una especie de mensaje sobre la salud pública, la respuesta no se hizo esperar: el teatro entero estalló en un clamor de desaprobación. Los gritos de "¡Telonazo!" y "¡Bajen el telón!" invadieron el ambiente.
El Comité del COAC, encargado de la evaluación oficial de las agrupaciones, no reaccionó de inmediato a las demandas del público, lo que no hacía sino que incrementar la tensión en la sala. Sin embargo, lo que parecía un momento de descontrol se transformó rápidamente en una muestra de lo que significa ser gaditano y tener una identidad cultural firme. El mensaje que quiso dejar patente el público es la defensa de la pureza del Carnaval de Cádiz.
El respetable no se rindió ante la imposición de la chirigota y tomó las riendas de la situación. Entonces, comenzó a responder a las provocaciones del grupo con lo que mejor se le da al público gaditano: humor y coplillas. Cada tentativa de la agrupación fue contrarrestado por los asistentes al Gran Teatro Falla con cánticos como el estribillo de Los Yesterday, Los Hinchapelotas o el pasodoble Me han dicho que el amarillo… Las intervenciones del público fueron rápidas, agudas y llenas de ingenio, destacándose momentos como los gritos de "¡Buennn popurrí!" y "¡Viva el wifi!" dirigidos a uno de los miembros de la chirigota, quien daba vueltas por el escenario disfrazado de una forma confusa.
Un mensaje contundente
Sin embargo, lo más llamativo de la jornada fue el giro de la afición, que no tardó en cambiar de tono. Al principio desconcertado, el público se unió en una suerte de protesta festiva, sin dejar de expresar su descontento, pero también reafirmando su amor por el Carnaval de Cádiz. Los móviles iluminaron el teatro, y los coros se hicieron más intensos. En un momento culminante, la afición lanzó el grito de "Esta chirigota... ¡Me gusta!", para rápidamente cambiarlo por un "Esta chirigota... ¡Me asusta!", un juego irónico que la multitud coreó con fuerza, al tiempo que el teatro retumbaba con su característico sonido.
En su intervención final, el público gaditano, con su tradicional sentido del humor, también tuvo espacio para la reflexión seria. "A Cádiz no se viene a esto", fue uno de los lemas más potentes de la noche, que resonó con una claridad rotunda. El mensaje estaba claro: el Carnaval de Cádiz es un espacio de libertad, de crítica, pero siempre en defensa de los valores de la ciudad y de la fiesta.