Voy a limitarme a describir el nuevo mapa electoral, sobretodo respecto a los augurios demoscópicos, que nos han dejado los resultados del 20J. Tiempo habrá para profundizar en sus causas y especialmente en sus consecuencias. Hoy la referencia es a escala nacional, mañana a escala de nuestra Comunidad

A escala nacional, sorprendiendo a tirios y troyanos, y sin que experimente ningún coste electoral por los múltiples casos de corrupción (incluidos los últimos días de campaña), los populares de Rajoy alcanzan casi 8 millones de votos (33,03%) obteniendo 137 escaños superando en 14 los alcanzados el 20J. Siguen estando lejos de la mayoria absoluta para gobernar en solitario. Ni tan siquiera con los 32 diputados de Ciudadanos alcanzaría la  investidura en la primera vuelta, aunque estaría muy cerca de obtenerla (169). Habrá que observar con lupa los movimientos de los distintos partidos, incluido el PSOE, especialmente para comprobar si la figura de Rajoy como candidato sigue inamovible y otros imputs.

Los socialistas rozan los 5.500.000 votos (22,66%) obteniendo 85 escaños (cinco menos que el 20D). A pesar de unos resultados no satisfactorios, siguen siendo el gozne de la gobernabilidad, aunque su capacidad de maniobra es menor, especialmente por los muy buenos resultados de los populares. En su haber, lo que no es moco de pavo vistos los sondeos previos, siguen siendo los segundos en votos y escaños superando ampliamente a Podemos/IU.

La coalición Podemos/IU, incluidas sus mareas y confluencias, no obtiene el ansiado sorpasso a los socialistas. A pesar de los buenos resultados de sus socios en Catalunya y Valencia, se quedan a 400.000 votos y a catorce escaños del PSOE. Si fuera posible un gobierno de coalición, posibilidad no próxima al obtener entre ambos 157 escaños (lejanos de la mayoria absoluta), debería ser presidido por P.Sánchez lo que sigue produciendo picores a P. Iglesias y su entorno.

Dada la grave coyuntura europea (el Brexit) y los decisivos asuntos pendientes ( entre otros el déficit y la deuda) que requieren acciones en algunos casos estructurales, urge la formación de un gobierno. El mejor posicionado es el PP, pero en cualquier caso deberá mostrar una mayor flexibilidad en las negociaciones; sin olvidar que un gobierno en minoría del PP (con o sin C,s.) sería débil y posiblemente inestable. Los socialistas deben salir de su ambigüedad  y definir y liderar su propia alternativa programática, abierta, reformista y plural. No lo tienen fácil.

Aunque no sea probable, no puede descartarse unas indeseables nuevas elecciones. Depende de una mayor flexibilidad de sus principales actores, superando las cerrazones de las anteriores negociaciones.