“¿En qué momento se nos jodió el Perú?” La frase de Zabalita en “Coversaciones en la catedral” de Mario Vargas Llosa se puede aplicar al proceso europeo y a España, incluida Cataluña, que ha tenido siempre un problema histórico de orientación, casi esencialista. ¿Qué es, qué rumbo tiene, para dónde va? La inmensa ventaja, entre otros factores, de la incorporación de España a Europa, a la Unión Europea, es que era un elemento clarísimo de orientación, un proceso que no es más que la construcción de una soberanía que se comparte crecientemente, desde el principio hasta el final.




"Estoy seguro de que estamos en Europa, estoy menos seguro de que seamos Europa"






Todavía no hemos estudiado en serio como se aplica el principio de subsidiaridad, es decir, quién hace lo que está en mejores condiciones de trabajar al servicio de los ciudadanos. El principio de subsidiariedad  para la construcción de esa idea general de Europa va a tener que aplicarse en serio: descargar al centro de alguna de las competencias burocráticas, que tenían sentido en la construcción Europea por acumulación de acervo y que, en este momento, tiene más sentido cubrir alguno de los fallos de desarrollo del Tratado de la Unión.

Estoy seguro de que estamos en Europa, estoy menos seguro de que seamos Europa, pero estar, estamos. Intentemos eliminar de nuestro lenguaje estas expresiones que oigo y que ya vemos con naturalidad: “nosotros aceptaremos los refugiados que nos diga Europa…” Yo creía que lo que nos dijera Europa es lo que decimos nosotros como europeos. Algo se está cambiando en nuestra cabeza y, llamo la atención, porque  no es lo que nos dice Europa, es lo que decimos nosotros como europeos.

Quiero que España recupere su papel de constructor de Europa aportando respuestas europeas, y no un papel pasivo de pedir a Europa que nos resuelva nuestros problemas aunque sean los problemas territoriales, advirtiendo a unos y a otros que esto puede ser y esto no. Por lo tanto, no es Europa quien nos dice cuántos refugiados necesitamos,  nosotros decimos, como europeos, cuántos podemos acoger y qué políticas hay que hacer.






Quiero que España recupere su papel de constructor de Europa y no un papel pasivo de pedir a Europa que resuelva nuestros problemas







España está donde debió estar desde el comienzo de la construcción europea, llegamos tarde como a tantas cosas y, menos mal que está en una circunstancia como la que vivimos, a pesar de todos los defectos de Europa. La crisis de los refugiados, nos enfrenta a un nuevo reto como europeos y  se parece mucho a cómo reaccionamos a la crisis, que algunos llamaron del euro. No era del euro, era una crisis financiera internacional, con una política monetaria  que había traicionado estructuralmente el cumplimiento del Tratado de la Unión Económica y Monetaria, porque no había tenido en cuenta la Unión Económica, desarrollando la Unión Monetaria y sin unión económica, es decir, sin convergencia económica y fiscal, teníamos un problema.

Y ahora con la crisis de los refugiados ha pasado lo mismo. No se sabe cuántos, pero creo que hay 6 millones de sirios desplazados, y no hay una política europea; tenemos una falta absoluta de política de refugio y asilo para enfrentar ese problema, desde el origen hasta el final. Hay una descomposición que se está llevando por delante a Schengen, porque después de la única reacción europea europeísta, aunque sea extemporánea, de Angela Merkel, cosa que no tuvo en la política del euro, todo ha ido hacia atrás; se están cargando Schengen y, en países recién llegados a la Unión Europea, domina el nacionalismo excluyente respecto de la diversidad en la composición de la población. La amenaza es que perdemos nuestra naturaleza identitaria.

Estamos presenciando el segundo problema, de los graves, graves, en siete años: el primero, la crisis del euro y ahora la crisis de los refugiados. Todavía tendremos que construir, en los próximos años, una política de asilo y refugio que no tiene nada que ver con lo que estamos diciendo de reparto de cuotas. El muchacho que llega a Madrid, con la familia y aquí se hace universitario, como otro más, si no tiene trabajo se irá a Frankfurt, porque se lo ha dicho un amigo que le da trabajo en su especialidad. Y la policía alemana ¿lo va a devolver a nuestro país porque es de la cuota española…?

Felipe González Márquez ha sido presidente del Gobierno de España